Por:Miguel Febles Hernández
Los ganaderos camagüeyanos han respondido al llamado hecho por el compañero Raúl a producir nuestros propios alimentos y sustituir así las pesadas importaciones... Pero el aumento en la producción de leche no ha estado en correspondencia con el crecimiento de la industria. Y hoy la Empresa de Productos Lácteos de Camagüey no está preparada para asimilar esos niveles de entregas de leche.
Aunque sumamente tenso, los ganaderos camagüeyanos no renuncian al compromiso de vender este año al Estado 90 millones de litros de leche de vaca, a tono con la tendencia al crecimiento que se observa de campaña en campaña y que ratifica a la provincia como la mayor productora de ese alimento en el país.
Si bien los comienzos del actual calendario no fueron del todo beneficiosos desde el punto de vista climático, al cierre de agosto la Empresa de Productos Lácteos había recibido ya, y pagado, más de 52 millones de litros, una cifra muy superior a lo enviado a las plantas pasteurizadoras del territorio en igual periodo del 2008.
A las doce rutas de la ciudad de Camagüey, llega la leche en bolsas, algo bien recibido por la población.
Lo interesante es que, transcurrido el "pico" lechero de julio y agosto, el mes de septiembre se comportó también favorablemente, con aportes diarios que promedian los 345 000 litros, cuando en igual fecha del año pasado apenas se rebasaban los 268 000, lo que obliga a mantener en tensión todo el sistema de acopio, procesamiento y distribución.
"En el repunte productivo ha incidido —explica Sergio Silva Sotolongo, director general de la empresa— la prioridad que se le ha dado en el país al programa lácteo, los precios estimulantes que hoy tiene la leche, el incremento de los usufructuarios de tierra que se dedican a la ganadería y la recuperación de algunas inversiones, a lo que se une un mejor manejo del rebaño en todos los órdenes."
Ello ha repercutido, de igual manera, en los resultados económicos de la entidad, la cual acumuló hasta agosto más de 150 millones de pesos de producción mercantil y cumple su plan de utilidades. Sin embargo, para los directivos está claro que, no obstante las dificultades materiales por las que atraviesa el país, existen reservas no explotadas en toda su magnitud y que pueden traducirse en un mejor aprovechamiento de cada litro de leche salido de las vaquerías camagüeyanas.
Un primer y angustioso trecho
Para recoger tan altos volúmenes de producción, la Empresa Provincial de Productos Lácteos cubre 172 rutas de acopio, buena parte de las cuales transita por caminos de difícil acceso, algunos convertidos en verdaderos lodazales, sobre todo en primavera, justo cuando transcurre el "pico" lechero.
Tal situación implica, en parte, que hoy el promedio de tiempo empleado en el proceso de recogida —desde la primera vaquería hasta que el camión llega a la industria— esté en las cuatro horas y media, algo que atenta contra la calidad de la leche.
Para paliar el complicado problema, la provincia cuenta con 3 028 "acarreadores", personas que utilizan los más variados medios de transporte para trasladar el alimento hasta los puntos donde los carros pueden acceder, por cuyo trabajo el Estado paga alrededor de 25 centavos el litro.
Otra medida que se pone en práctica tiene que ver con la ubicación de equipos de enfriamiento de leche en granjas y cooperativas, asunto que es analizado en detalle entre las autoridades de la Agricultura y de la Empresa Láctea en el territorio pues, al decir de los especialistas de esta última entidad, su instalación ha estado en función de la producción y no de la industria.
Viejas, pero en combate
Camagüey dispone de una infraestructura industrial en este sector, de tres plantas pasteurizadoras, tres fábricas de queso, una de helados y cinco establecimientos para el enfriamiento de la leche, con una capacidad instalada para procesar diariamente, en su conjunto, 250 000 litros.
No hay que ser matemático, por tanto, para comprender a partir de una simple cuenta aritmética, que la industria no está preparada para asimilar el crecimiento en la entrega de leche, por lo que requiere de inversiones que hasta ahora el país no ha podido asumir.
Con muchos años de explotación unas, y otras severamente afectadas por los huracanes, las fábricas camagüeyanas aprovechan al máximo posible la materia prima que reciben, para cumplir los compromisos contraídos con la canasta básica, el consumo social y la elaboración de derivados que sustituyan importaciones.
A modo de ejemplo, solo en agosto, a partir de la distribución de leche fluida a los niños de siete a trece años, dejaron de producirse en la provincia 696 toneladas de yogur de soya, con el consiguiente ahorro de importantes componentes de importación.
Otro tanto ha crecido la elaboración de quesos y mantequilla, no así la de helados, como consecuencia de las serias afectaciones que presenta en sus neveras la emblemática Fábrica Coppelia, lo que la obliga a trabajar apenas a un 30% de su capacidad productiva.
Evitar "cuellos de botella"
Alrededor de 100 000 litros de leche deben ser enviados diariamente desde Camagüey a las provincias de Holguín y Granma, como parte del programa de balance nacional establecido por la Unión Láctea. Sin embargo, por diferentes causas, o pretextos, esos territorios no siempre reciben las cifras asignadas.
"Cuando eso ocurre, y es bastante frecuente —comenta Sergio Silva Sotolongo— dejan ahogada a la provincia. ¿Dónde conservar entonces tanta materia prima que exige condiciones idóneas de congelación? Es cierto que se buscan alternativas, pero la realidad es que se crean ‘cuellos de botella’ muy difíciles de resolver".
Respuestas y justificaciones al respecto pueden haber muchas, pero no es menos cierto que hace falta emplearse a fondo en este complicado mundo de la comercialización que pone es peligro tantos esfuerzos.
La necesidad de buscar salidas correctas a este asunto resulta estratégica.
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