Abrir ganando siempre es un estímulo para continuar.
A finales de mayo del 2005 estuvieron en La Habana, precisamente en el debut de la Liga Mundial, y perdieron 1-3 y 0-3. Ahora, otra vez marcharon a casa tocados a fondo, después de dos desafortunadas apariciones (1-3), en la Ciudad Deportiva.
Las victorias del joven equipo cubano este fin de semana son alentadoras, pero no para lanzar campanas al vuelo, porque si bien tiene clase para incrementar la estabilidad de su juego, la sexteta balcánica, falta de ritmo y huérfana en sus facultades de reaccionar ante el empuje de los rivales, hará su mayor esfuerzo por revertir, cuando sea la anfitriona, estos reveses.
En sus atacadores auxiliares y en el capitán del elenco tuvo Cuba a sus más preciados e inspiradores hombres, no así en su opuesto, una posición clave en la anotación de puntos, jugador signado para halar al equipo, destinado a convertirse en líder por la seguridad que puede imprimirle al resto del colectivo.
Preponderantes papeles los de Wilfredo León y Joandry Leal desde las esquinas, muy difíciles de anular (por encima de los 2 metros de altura), condición física que les ayudó a marcar como promedio más de 18 puntos en cada partido. Leal hizo 25 en el segundo choque, sobre el 50% de efectividad en un puesto donde sobrepasar los 10 tantos se considera aceptable. Ambos irán aprendiendo algunas mañas, como atacar con éxito contra las manos del adversario, tirar balones detrás de los bloqueadores cuando estén cazados, y dominar el letal ataque zaguero.
Sobre los opuestos, anima saber que el plantel posee al zurdo Rolando Cepeda. Los muchachos de esa mano —poco vistos— dificultan la labor del bloqueo oponente. El joven rindió en el primer desafío (18 puntos), pero el sábado fue sustituido por Michael Sánchez, cuando solo había contribuido con 5 anotaciones. El "ruso" Sánchez, quien poco a poco ganará confianza, consiguió otras 10, también insuficientes, detalle quizá un tanto minimizado por la relevante actuación de los auxiliares y de Robertlandy Simón (13 tantos), que alcanzaron para sellar la diferencia.
Simón es ya un voleibolista reconocido en el mundo, dueño de un envidiable servicio y su productividad ofensiva (14 y 13 puntos frente a Bulgaria) habla de su estabilidad, calidad a la que debe aspirar todavía el novel Osmany Camejo, para cerrar con éxito el área más vulnerable de la net, el centro del terreno.
Tiene en sus manos el pasador Yoandri Díaz a un seleccionado al cual puede extraerle más, gracias a la inusitada velocidad y estatura de sus compañeros, en comparación con los europeos altos, quienes son más lentos. Su quehacer esta semana ante los rusos será primordial, un momento para que los regulares y los posibles cambios vayan consolidando sus pasos de cara a uno de los equipos sobresalientes en la arena internacional. ( ALFONSO NACIANCENO)
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