Así lo confirman los especialistas que desde noviembre pasado dirigen la restauración de los 13 embalses, tres canales magistrales y una derivadora, que quedaran afectados después del paso de los huracanes Gustav y Ike por el occidente cubano.
"Todos están próximos a objetivos socioeconómicos: poblados, fábricas, carreteras, de ahí la importancia de este trabajo", asegura Eduardo Lóriga, al frente de la empresa de aprovechamiento hidráulico en el territorio.
Aunque los embalses de la provincia poseen una alta seguridad, el embate de ese tipo de fenómenos provoca daños que de no corregirse los habrían dejado muy expuestos, explica el funcionario. "La acumulación de un evento sobre otro crea la posibilidad de afectaciones más serias aún, que incluso podrían poner en peligro la integridad de las obras".
Tal es el caso de las presas Buena Vista, en Bahía Honda, El Petate, en Consolación del Sur, y El Junco, en Viñales, las más golpeadas, donde las acciones de aseguramiento constituyen un alivio para los habitantes de los poblados ubicados aguas abajo.
Acometida íntegramente por brigadas de la empresa de aprovechamiento hidráulico, la reparación deberá concluir en los próximos días, cuando se completen los trabajos en el embalse Buena Vista —ahora al 94% de ejecución—, el único que no se ha podido terminar debido a la magnitud de los daños sufridos.
A pesar de que a simple vista no parecen vulnerables, las presas suelen ser afectadas de varias maneras por los huracanes. "Las olas formadas producto del viento, ocasionan el desplazamiento de las capas de piedra que componen el talud.
"También los vertimientos provocan socavaciones sobre los cuerpos de arcilla, que llegan a tener la apariencia de cráteres", detalla Lóriga.
Por ello, la rehabilitación de las obras averiadas ha demandado grandes movimientos de tierra. Solo para devolverle los parámetros originales al talud de los 13 embalses, hubo que emplear más de 10 000 metros cúbicos de áridos.
La infraestructura hidráulica de Pinar del Río incluye 31 presas y cientos de kilómetros de canales construidos después del triunfo de la Revolución, con el objetivo de aprovechar el agua para los cultivos y proteger asentamientos poblacionales.
Gracias a ello, acá no se han vuelto a repetir imágenes de devastación como las dejadas por las inundaciones asociadas al ciclón Alberto hace varias décadas, a pesar de que numerosos eventos de ese tipo continúan azotando el territorio año tras año. ( Ronald Suárez Rivas)
No hay comentarios:
Publicar un comentario