Los restos de Benedetti fueron conducidos por trabajadores y estudiantes al Panteón Nacional del Cementerio Central montevideano, en medio de un elocuente silencio solo quebrado por respetuosos aplausos cuando el féretro llegó ante la necrópolis, y en algunos instantes de la despedida de duelo.
Hoy enterramos a un hombre que creía en la esperanza de que las cosas, esas que todos sabemos importantes —amor, justicia, solidaridad, honestidad, rigor, entrega a la vida— pueden ser alcanzadas, dijo Hugo Achugar, director de Cultura del gobierno uruguayo.
El cantautor y amigo íntimo de Benedetti, Daniel Viglietti expresó que "estamos todos consternados, como escribía él cuando la muerte del Che (...), pero su pluma nos deja el alma llena de versos sencillos, sencillos en la altura, como aquellos del cubano José Martí que él tanto admiraba".
Viglietti aseguró que el prestigioso intelectual sobrevivía en los demás, entre otras razones, por su compromiso en la lucha política. Sobrevive por su firme apoyo a la Revolución cubana, su etapa de trabajo en Casa (de las Américas), por su amistad con Haydée Santamaría y Roberto Fernández Retamar, entre otros compañeros, resaltó.
Al sepelio del escritor asistieron políticos, compañeros de luchas políticas, personalidades de la cultura y el deporte, diplomáticos y una legión de niños y estudiantes de escuelas montevideanas. Los restos de Benedetti fueron colocados temporalmente en el Panteón Nacional, para ser trasladados luego a otro cementerio de la capital uruguaya, junto a la tumba de su esposa Luz, fallecida en el 2006. (PL)
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