Por:Ernesto Pantaleón Medina | Televisión Camagüey
Los datos sobre su introducción en Cuba son tantos como tan imprecisos, por no decir inciertos… que si es originaria de África, o de Asia, que si fue traída como planta ornamental por sus vistosas flores, o la transportaron en sus vientres las reses compradas en otros paises de América, e incluso se vincula su arribo a la isla como rara especie botánica, gracias a un curioso investigador.
La triste verdad es que hacia la segunda mitad del siglo XLX el marabú llegó para quedarse, y con los años se convirtió en una plaga espinosa que es la pesadilla de agricultores y ganaderos.
El gran poder de invasión de esta especie, familia de las leguminosas, y su resistencia a los rigores del clima, ya sea intensa sequía o torrenciales lluvias, , unido a que no crece aislada, sino formando compactos bloques, ha limitado gradualmente las áreas fértiles empleadas en la producción n pecuaria o en los cultivos.
A ello hay que agregar que durante décadas se llevaron a cabo inadecuadas prácticas de agrotecnia y manejo de los pastos y de manejo del propio rebaño, puesto que las reses contribuyeron al traslado de las semillas, al no aplicarse la “cuarentena” o permanencia de los animales en cuartones cerrados por varios dìas, antes de liberarlas en los pastizales o potreros.
Y no hace usted mucho con cortarlo y dejarlo tirado en el suelo, pues a los pocos dias retoña multiplicado y con nuevos bríos. Existen, aunque a precios altos en el Mercado Internacional, productos efectivos para combatir el espinoso enemigo, pero ls sabiduría del campesino tiene una fórmula infalible: con hacha y machete reducir los troncos y ramas a simples pedazos (de ser posible, con picos arrancarlo de raíz)y aplicarle el líquido específico para envenenar la planta, o en su defecto proceder a la quema, pero lo principal, la receta mágica es no dejar el suelo un solo día sin roturar, surcar, sembrar y cultivar. Y en el caso de la ganadería, introducir de inmediato los vacunos, ovinos y caprinos “limpios”, que mantendrán a raya los brotes hasta su total erradicación.
Y como complemento mucha vigilancia, sobre todo en los pastizales, el vaquero ojo avizor, al menor asomo, arrancar de raíz ese aislado intruso y quemarlo, o rociarle algunas gotas del compuesto químico (o simplemente petróleo).
Nadie se imagine que es ni remotamente fácil, la tarea es dura y a largo plazo, pero la situación no admite retrasos ni vacilaciones, ya suman mjuchos los ejemplos de que se puede ganar terreno, lo que se traduce en más viandas, leche y carne… de eso se trata, porque el marabú no se come (al menos por los humanos) y su invencibilidad es sólo un mito.
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