Por: Noel Manzanares Blanco / Televisión Camagüey
Víspera de la media centuria de las palabras pronunciadas por el entonces Primer Ministro Fidel Castro el 15 de enero de 1960, en el acto celebrado por la Sociedad Espeleológica de Cuba en la Academia de Ciencia, en La Habana, significo la impronta dejada por el Comandante en Jefe en la esfera científica al servicio de nuestra nación y otros países.
Precisamente, fue esa la ocasión en que el Líder de la Revolución Cubana por vez primera se dirigía especialmente a personas interesadas en las cuestiones científicas e intelectuales de la Mayor de las Antillas, para soñar en voz alta. Honra meditar acerca de lo realizado a partir de la histórica proyección derivada del acontecimiento de marras.
En una retrospectiva, aparece el ambiente asfixiante donde el acceso a la cultura y a las ciencias andaban al margen del pueblo, y la ínfima parte de las personas que lograban ser intelectuales, en los más de los casos se situaban a contrapelo de los intereses de las grandes masas —por responder al dictamen de la burguesía interna y el imperialismo o por las limitaciones objetivas de la época.
Pero el escenario que emergió con el Gran Enero de 1959, conllevó a que el Guía de la Revolución expresara en el mencionado acto de la Sociedad Espeleológica de Cuba: “Hoy, en la patria nueva, en la patria verdaderamente libre, los científicos, los investigadores, tienen todas las oportunidades, sobre todo, la gran oportunidad de que cada una de las cosas que realicen, cada uno de los esfuerzos que hagan, van a beneficiar directamente a su pueblo y a su patria”.
No obstante, la mayor revelación de la fuerza de su pensamiento visionario sobre el papel de la Ciencia en nuestro país la exhibió el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, cuando dijo aquel 15 de enero de 1960:
“El futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, tiene que ser un futuro de hombres de pensamiento, porque precisamente es lo que más estamos sembrando; lo que más estamos sembrando son oportunidades a la inteligencia […]”.
“[…] algún día no lejano, empiezan a cosecharse los primeros frutos de la semilla que hoy estamos sembrando para que deje de ser la cultura, deje de ser la universidad, lugar donde solo tiene acceso una parte de nuestro pueblo, para que todo nuestro pueblo tenga acceso a ella. Por eso, nosotros consideramos que el mejor sistema es aquel que le brinda la oportunidad de ir a la universidad, no al privilegio sino a la inteligencia”.
En la misma coyuntura, el Máximo Líder de la Revolución Cubana abordó el papel que podía desempeñar la persona de pensamiento y cómo se era susceptible a adoptar equis posición en determinada disyuntiva. Así, manifestó:
“Los hombres que han adquirido un grado determinado de cultura comprenden los problemas políticos, económicos y sociales de nuestro pueblo y si se sitúan contra la Revolución, no lo hacen por error, sino porque puestos en la disyuntiva de ponerse junto al pueblo o junto a intereses y minorías privilegiadas; puestos en la disyuntiva de ponerse junto al pueblo, a los intereses del pueblo, o junto a los intereses personales, egoístamente escogen el camino de sus intereses o el camino de los intereses de minorías privilegiadas”.
Al cabo de los primeros cincuenta años de lo que se puede considerar como el punto referencial del despegue de la Ciencia en la Cuba en Revolución, es sencillamente asombroso y en extremo útil lo conquistado en este campo por mujeres y hombres de ciencia y de pensamiento creados por la Patria Socialista para el bienestar de cubanas, cubanos y la humanidad en general —muy al margen de alguna que otra oreja peluda.
Solo en el sector de la Biotecnología aplicada a diferentes ramas de la sociedad, en Cuba se ha llevado a cabo un intenso proceso inversionista y de formación de personal, que permite disponer en la actualidad de un complejo e integrado sistema de investigación-producción —dicen sus pioneros que el propio Fidel fue el gestor de esta disciplina en suelo patrio.
Gracias al quehacer biotecnológico, aparecen estos resultados tangibles —según trascendió durante el pasado año:
La transmisión de la hepatitis B aguda está en vías de ser eliminada a lo largo y ancho de la nación, como obra de las campañas de inmunización contra la enfermedad desplegadas desde hace 17 años hasta hoy por el Ministerio de Salud Pública. Tal resultado responde a la aplicación de una vacuna de alta eficacia producida por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología radicado en La Habana.
Asimismo, centros asistenciales de la zona oriental del archipiélago aplican un candidato vacunal contra el cáncer de próstata, como parte de la segunda fase del ensayo clínico del producto. En esta etapa toman parte cuatro hospitales en las provincias de Camagüey, Santiago de Cuba, Holguín y Guantánamo, donde se suministra el fármaco denominado Heberprovac.
Además, existe el medicamento Heberprot-P de origen y factura nacional que marca una pauta entre el antes y el ahora para el tratamiento de las úlceras del pié diabético, pues ya no será necesario amputar parte o la totalidad de un miembro porque el mismo puede cicatrizar la úlcera.
Igualmente —visto el asunto hacia el exterior—, Cuba realizó ensayos clínicos con 800 pacientes de Canadá, Gran Bretaña y Malasia para probar una vacuna terapéutica que controla la progresión del cáncer de pulmón, con resultados satisfactorios; y ofreció a 18 firmas de Estados Unidos negociar una licencia comercial sobre un producto cubano único en el mundo que reduce drásticamente las amputaciones causadas por diabetes (el Heberprot-P).
En el particular de Camagüey, también se ha contribuido a los indiscutibles logros de la ciencia cubana. Ahí está, por ejemplo, el ascendente papel del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología con resultados como la vacuna recombinante Gavac contra la garrapata en el ganado vacuno, halagüeño para el territorio, el archipiélago nacional y allende los mares.
Sin asombro, pues, Robert Huber y Harald zur Hausen, Premios Nobel de los años 1988 y 2008, respectivamente, confesaron sentirse impresionados por el desarrollo de la Biotecnología en Cuba, justamente cuando ambos fueron Presidentes de Honor del Congreso Biotecnología Habana 2009.
Con tales resultados, se comprende mejor el porqué se seleccionó el 15 de enero como el Día de la Ciencia Cubana.
He aquí apenas una muestra de lo alcanzado desde la profecía del compañero Fidel en el acto celebrado por la Sociedad Espeleológica de Cuba, 50 años atrás.
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