Por Noel Manzanares Blanco / Televisión Camagüey
En la antesala del aniversario 50 de la desarticulación del complot contrarrevolucionario que en Camagüey encabezó Hubert Matos, quien ocupaba la jefatura de la Plaza Militar Provincial en representación del Ejército Rebelde, a grandes zancadas rememoro el camino seguido antes de llegar a su desenlace lo ocurrido entre los días 20-21 de octubre de 1959 en esa región del oriente cubano —a tono con una investigación del autor de estas líneas.
Obviando otros antecedentes, debe destacarse que el Comandante Camilo Cienfuegos pudo constatar en medio de la organización del acto provincial por el 1ro. de mayo de ese año (Día Internacional de los Trabajadores), la exclusión de los comunistas entre los oradores previstos, razón por la que él insistió en que si no se incluía a representantes del Partido Socialista Popular (PSP), no se podía hablar de unidad.
El intento de exclusión de los comunistas de aquel acto, denotaba dos aspectos importantes: uno, cómo a pesar de los positivos pasos en la lucha contra la dictadura de Batista, la unidad de las tres organizaciones de vanguardia político-revolucionaria en ese territorio —Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR 26-7), PSP y Directorio Revolucionario 13 de Marzo (DR 13-M)— estaba aún lejos de alcanzar la necesaria solidez; y dos, cómo el anticomunismo se levantaba para que repercutiera negativamente en la cohesión revolucionario-organizacional-masas populares —base de la posterior escisión que encabezó Hubert Matos.
Al análisis del último aspecto se agrega que el susodicho hizo cuanto estuvo a su alcance para impedir la realización de las orientaciones dadas por Fidel Castro el 23 de junio de 1959 en Camagüey, en el sentido de proceder a la intervención de todas las fincas de cebadores de ganado de más de 100 caballerías. He aquí una muestra del porqué entre mayo y octubre de 1959 esta provincia no marchó a la par de la intención de la Dirección de la Revolución Cubana en el tema de la tierra en la región, atentando contra la plena realización del campesinado pobre y de la ciudadanía en general.
Ello sucedía, a contrapelo de que Camagüey era la provincia del país que mayor por ciento exhibía (85,20) de personas que estaban “Completamente de acuerdo” con la 1ra Ley de Reforma Agraria, a juzgar por la encuesta nacional de la revista Bohemia publicada el 21 de junio de 1959.
Otra prueba de la reaccionaria actitud de Hubert Matos se puede encontrar en lo expuesto por él en la Feria Exposición Ganadera del municipio Guáimaro, el 4 de octubre de 1959, cuando manifestó:
“No se trata del afán de acabar con los ricos, no se trata de actitud caprichosa movida por odios, sino de hacerles justicia a los hombres necesitados que tienen derecho por haber nutrido las filas del Ejército Libertador que bajó de la Sierra. Estos hombres están prestos a defender la Revolución Cubana, humanista 100 por ciento, cubana y verde olivo porque no permitiremos que la pinten de otro color”.
Obsérvese allí la expresión de elementos negativos e interrelacionados entre sí: la exhortación a la no radicalización de la Revolución, la inclinación a privilegiar a algunos y el estímulo a la indisposición.
La labor contrarrevolucionaria del Comandante Matos en la provincia, si bien giraba alrededor de lo concerniente a la Reforma Agraria, no exceptuaba perseguir y reprimir a militantes y dirigentes revolucionarios, más aún si se trataba de comunistas.
La organización de los trabajadores en el territorio, de manera particular fue objeto de atención de este traidor a los mejores ideales del Ejército Rebelde. Testigos presenciales de la contrarrevolucionaria faena hubertmatista, recuerdan que “tras las elecciones en las Federaciones, había que invitar al jefe de la Plaza Militar a un ‘Café de Honor’, en el que éste daba su beneplácito al elegido y recibía a cambio respaldo”. A ello se agregan sus contactos con directivos afines de las Asociaciones Estudiantiles y Campesinas, con el Fiscal de la Audiencia, con el director del periódico Adelante y la captación que hizo del propio coordinador provincial del MR 26-7.
Así, el señor de marras se llegó a creer “líder” del pueblo camagüeyano, optó por enviar al Comandante en Jefe Fidel Castro una carta “privada” de renuncia a su jefatura en la Plaza Militar de la provincia —recibida el 19 de octubre de 1959— y previamente la dio a conocer a sus incondicionales. Estaba a punto de ebullición el desenlace del complot contrarrevolucionario que se había tejido —por los menos— desde que él arribó a este territorio, tras ser designado para la referida jefatura el 12 de enero de 1959.
Justamente el clímax de este proceso contrarrevolucionario en Camagüey, abordaré en otro trabajo.
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