Orfilio Peláez
Cuando hace relativamente poco tiempo se logró descifrar el código genético de los seres humanos, ello representó un salto de dimensiones infinitas en el largo y complejo camino de llegar a comprender el origen de muchas enfermedades de alta incidencia en la población mundial.
El célebre suceso hizo que por primera vez la ciencia tuviera en sus manos las herramientas para conocer cómo los genes intervienen y regulan las funciones de las células y tejidos del organismo, algo que para la medicina de la primera mitad del siglo XX fue apenas un sueño irrealizable.
El altísimo nivel profesional de los especialistas cubanos y un sistema de salud en función del bienestar del pueblo ponen al país en condiciones de realizar estudios genéticos propios de naciones del Primer Mundo.
Sin embargo, el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos en 1962, nos priva del acceso a la tecnología más avanzada en tan promisorio campo, lo cual limita de manera considerable la labor investigativa del Centro Nacional de Genética Médica.
La doctora Beatriz Marcheco, directora de la institución, precisó a Granma que desde el año 2003, y a través de los canales correspondientes, han intentado adquirir un equipo analizador de genes, imprescindible para estudiar sus variaciones y determinar cuáles de estas pueden conducir a la aparición de un grupo de enfermedades que figuran entre las principales causas de muerte en Cuba o tienen una elevada incidencia.
La relación incluye el cáncer de mama, colon y próstata, asma, diabetes mellitus, cardiopatía isquémica e hipertensión arterial, por citar algunos ejemplos.
Según indicó la joven científica, el analizador es fabricado por la compañía norteamericana Applied Biosystems, y clasifica como la tecnología más avanzada en el mundo para las mencionadas investigaciones.
Ese equipo, destacó, trabaja a una velocidad muy alta y es capaz de identificar la predisposición genética que pueden tener las personas para padecer las patologías mencionadas. Lo anterior brinda la oportunidad de cambiar estilos de vida y asumir otras acciones preventivas, dirigidas a evitar su desencadenamiento.
Para la doctora Marcheco lo más absurdo es que frente a cada solicitud nuestra de adquirir el equipo, la respuesta de las instancias del gobierno norteamericano ha sido siempre el silencio; es decir, ellos no tienen argumento alguno para explicar el porqué se niegan a vendernos un producto cuya noble y única función es ayudar a preservar la salud del pueblo.
Ni siquiera tenemos el derecho de entrar a la página Web de la compañía para obtener información, pues al momento deniegan el acceso cuando ven que el solicitante es de Cuba, manifestó.
Los siguientes ejemplos ilustran el impacto de no disponer del analizador de genes. El estudio sobre la predisposición a las demencias en la población cubana, incluido el Alzheimer, hecho por el Centro de Genética Médica, demoró dos años. De haber contado con esa tecnología, la investigación hubiera durado una semana.
El irracional cerco impide también que miles de familias puedan ser objeto de evaluaciones similares, dirigidas a saber si algunos de sus integrantes son propensos a desarrollar determinados tumores malignos y enfermedades crónicas, entre ellas la hipertensión arterial y la diabetes. Sin duda, el costo social y económico de esta inhumana práctica es incalculable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario