La agrupación política dijo en un comunicado que conoció con estupor e indignación la posición de la administración del presidente José Luís Rodríguez Zapatero de sustentar ese despliegue castrense en el país suramericano.
El PCE aludió a recientes declaraciones de la vicepresidenta primera María Teresa Fernández de la Vega, quien manifestó el respeto de Madrid a la decisión de Bogotá, en el pleno ejercicio de su soberanía, de llegar a un acuerdo con Washington.
Tras entrevistarse la semana pasada con el mandatario Álvaro Uribe, Fernández de la Vega insistió en que Colombia dio ese paso al entender que es útil para su lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, y es, reiteró, una decisión soberana que respetamos.
Sus palabras llegaron poco después de que el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, advirtiera en Brasil que ese pacto podría suponer una militarización de América Latina.
Los comunistas españoles calificaron de falsedad los argumentos de la vicemandataria primera, y aseguraron que el combate contra el terrorismo y el narcotráfico debe realizarse con medios policiales y políticos, pero nunca por la vía militar.
La lucha contra el narcotráfico y el terrorismo en Colombia pasa irremediablemente por la comparecencia ante los tribunales de justicia del mayor responsable directo de ambas lacras, Álvaro Uribe, denunciaron.
A juicio del PCE, el régimen de Uribe se consolidó en Latinoamérica como un claro factor de desestabilización política y militar, siendo utilizado por Estados Unidos como el estado gendarme en el área en defensa de sus intereses.
El establecimiento de esas bases es una clara agresión a los gobiernos de Venezuela y Ecuador, susceptibles de ser atacados en cualquier momento por los ejércitos colombiano y estadounidense desde esas nuevas instalaciones, advirtió.
La agrupación partidista anticipó que esa iniciativa provocará una escalada armamentista en la región, cuya finalidad es debilitar y desestabilizar a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).
Recordó que ese esquema integracionista fue puesto en marcha precisamente para crear por primera vez en el Cono Sur una alianza defensiva propia de los países del continente sin la presencia de Estados Unidos.
Llama la atención el apoyo de España al proyecto belicista de Uribe, cuando la casi totalidad de los gobiernos suramericanos lo rechazaron y, con distintos matices, lo tacharon de agresión, concluyó el texto.
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