por Lucilo Tejera Díaz / Servicio Especial de la AIN
¿Qué representa el bloqueo estadounidense desde hace 47 años para la agroindustria azucarera de Cuba, durante muchos años la principal fuente de ingresos para el desarrollo de la nación y para llevar adelante programas de bienestar social y de seguridad alimentaria?
El acoso del gobierno de los Estados Unidos ha estado presente durante décadas en cualquier operación económico-financiera realizada por el país antillano con su dulce.
La importación de insumos de Europa, sobre todo para el funcionamiento de los centrales, tiene un encarecimiento que se mueve entre el 25 y el 35 por ciento, mientras las exportaciones del grano a ese destino disminuyen en precio a no menos del 10 por ciento.
A diferencia de otras naciones, por el bloqueo Cuba no destina su azúcar a ningún mercado preferencial ni puede vender directamente en el mundial donde la especulación provoca deterioro y frecuentes movimientos de las cotizaciones.
El país está presente a través de los “trader”, compañías trasnacionales intermediarias que comercializan el dulce y obtienen importantes ganancias a costa de los productores.
Otro contratiempo está en los fletes, pues Estados Unidos excluye de sus puertos, por seis meses, a barcos que toquen radas cubanas, lo cual se traduce en más gastos a fin de cubrir los riesgos de los armadores.
Recientemente un viceministro del Azúcar, Nelson Labrada, expuso algunas de las consecuencias del bloqueo a esta rama de la economía nacional.
Tomando como fuente al funcionario, la agencia noticiosa argentina TELAM señalaba que de los 100 millones de dólares anuales en los cuales se calculan los efectos del bloqueo en la industria del sector en la última década, se pasó a 127 millones sólo para el período de abril de 2008 a marzo del 2009.
En este año varias compañías fueron multadas y tres bancos rechazaron hacer transacciones de pago con Cuba, reportó la agencia italiana ANSA.
Labrada detalló, continuó TELAM, que “un poco más de la mitad” de los 127 millones está “asociada a la obligación de reubicación de mercados de importación”, porque “en lugar de comprar fertilizantes y herbicidas en Estados Unidos hay que adquirirlos en Europa”, con el obvio encarecimiento.
Para Alberto Reyes, especialista en agroquímicos de la agricultura cañera en Camagüey, una de las principales regiones productores del país-, y actualmente encargado de su abastecimiento en esa provincia, dijo a la AIN que los abonos industriales Cuba los obtiene en México o Canadá, en el mejor de los casos.
Si fuera en Estados Unidos podríamos traer mayores cantidades porque nos saldría más barato, o hacerlo en el momento oportuno y almacenar sólo lo necesario, expresó.
Agregó que por esa razón en ocasiones se presenta una buena oferta en cuanto a precio y Cuba compra lo que puede y lo conserva en naves muchas veces sin las mejores condiciones, corriendo el riesgo de su deterioro.
El bloqueo estadounidense contra Cuba, que los nacionales porque lo han vivido lo califican justamente de genocida, no dejó eslabón sin atacar en este casi medio siglo de acción perversa, y el azúcar fue y es uno de sus frentes. (Por Lucilo Tejera Díaz)
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