domingo, 20 de septiembre de 2009

Juanes, Si me muero, que sea de amor

En una de sus canciones pide por los hijos de sus hijos y por los de los demás, ruega porque no se derrame sangre y convida a todos a levantarse en nombre de la paz. Eso hará hoy el cantante colombiano, junto al resto de los artistas, una fiesta para «compartir y dejar salir nuestras emociones»

Si Juanes tuviera que repensar este mundo, haría muchas cosas: «Destruiría todas las armas y las fábricas que las producen, quitaría el exceso de poder, concentrado en pocas personas..., pero por ahora solo me queda la música, que es una herramienta poderosa», dice.

El mundo que el cantante concibe sería tan diferente al actual, que aún no sabe si pueda ser una realidad. «Hay muchísima incomprensión en el planeta», señala, aunque está seguro de que todo es posible.

Por eso toma la guitarra y se pone a entonar sus canciones, como un himno a la armonía y a la necesaria solidaridad que debe haber entre los seres humanos.

«Me parece que cada uno de nosotros es un individuo y todos somos parte de este universo que nos tocó», dijo en exclusiva a Juventud Rebelde, a su llegada a La Habana para participar en el concierto Paz sin Fronteras, que tendrá lugar hoy, a las dos de la tarde, en uno de los sitios de mayor significación para los cubanos: la Plaza de la Revolución José Martí.

«Veo este concierto con muchísima esperanza. El arte tiene ese poder de conectarnos, respetarnos, entender diferencias y tolerarnos. Espero que estas actividades culturales generen cosas positivas para el futuro», afirma el autor de A Dios le pido, La camisa negra y Odio por amor.

El intérprete colombiano recibe la energía para encauzar cada uno de sus propósitos, de la gente que gusta de sus composiciones, porque ellos son «como la gasolina, el motor para poder estar aquí».

¿Crees que la melodía de veras puede ayudar a curar el alma de la gente y detener males como la violencia?, le pregunto, pues ha enfrentado sus propios «molinos de viento» en la lucha contra ese flagelo.

«La música hace que nos encontremos todos en un momento muy espiritual, independientemente de lo que tú y yo seamos, o creamos ideológicamente. Siempre nos permite estar ahí, ser iguales por un rato, compartir y dejar salir nuestras emociones, esperanzas, sueños, y volar», contesta.

—Quizá por esa razón llamaste a la unidad en 2008, ante inminentes aires de guerra en el continente. ¿Cómo armaste ese primer concierto en Colombia, y cuáles son las bases de Paz sin Fronteras?

—Fue en ese momento donde se originó el concepto. Casi dos semanas antes de aquella presentación. Surgió como una necesidad de llevar la música y de recordar que nosotros, los pueblos, tenemos que permanecer unidos. No podemos permitir que nos impongan guerras que no apoyamos.

«Los ciudadanos colombianos, cubanos, venezolanos, argentinos, mexicanos..., podemos hablar como hermanos. No estamos interesados en que nos impongan este tipo de situaciones. Por eso la melodía se vuelve una especie de protesta pacífica y una forma de decir: “Ya basta, estamos aquí, por favor”».

—¿Has pensado en un tercer concierto?

—Podríamos ir a México o a Colombia, dependiendo de cómo sean las cosas. Vamos a ver. Los invitados siempre están cambiando, pero ojalá pudiéramos hacerlo con el mismo elenco. Aunque me gustaría que nos presentásemos con esta misma gente en Miami.

—Cuando anunciaste que vendrás a la Isla, sobrevino un aluvión mediático contrario a la idea. ¿Son los medios un problema para Juanes? ¿Incluso lo son esas personas que han preferido romper tus discos para desahogar el odio?

—Lo que ha sucedido es necesario. Es parte de todo el proceso. En mi opinión esas cosas deben cambiar en el futuro y este concierto quiere decir precisamente eso, que somos hermanos, aunque pensemos distinto.

«Cuba puede ser un país diferente a Colombia y a otros de la región, pero hay gente como nosotros, de carne y hueso, y vamos a establecer esos lazos de unión con ellos.

«Hay mucho dolor en medio de toda esta historia. Lo entiendo. Lo respeto profundamente. Yo vivo feliz en esa comunidad de Miami —que conmigo se ha portado muy bien—, pero espero que un día pueda cambiar.

«Deseo que se acabe eso que está en nuestras mentes y empecemos, a través de la música, la era de la comunicación.

«Es lo que ha movido a todos a realizar este concierto, porque de alguna manera tenemos una conexión con Cuba y nos parece que es importante hacerlo. No solamente por los cubanos, sino por la región entera».

—Has dicho que la vida es un ratico, ¿cuánto debemos hacer por nosotros mismos en ese tiempo?

—Diría que demasiado. Soñar es lo más importante. El hombre que no sueña es el hombre muerto. Hay que vivir intensamente, porque es un viaje muy corto.

—En tus letras se perciben pasajes muy específicos. ¿Son solo textos cantados, o tu vida la que interpretas en escena?

—Es mi vida. Las canciones son como un diario para mí. Lo que escribo es lo que pienso, y le pongo las melodías. Son como una visión del mundo desde mi perspectiva.

—Te definen como roquero, pero hay algo particular en lo que haces. ¿Qué te diferencia de la tendencia latinoamericana del género?

—No sé si es rock precisamente, aunque tiene muchos elementos de ese estilo, porque me gusta. También de la música popular latinoamericana y de la trova cubana. Desde los nueve años prácticamente escucho las canciones de Silvio Rodríguez y para mí son una inspiración. Tan importante como las de Gardel, Metálica, Pink Floyd o Led Zeppelin.

«Sucede que a los 14 comencé a escuchar más rock y empecé a mezclar algunos de sus elementos con la música popular. Eso es lo que hago: música popular, pero un poco más contextualizada con este momento».

—¿Cuándo sentiste la sensación de que ese era tu camino?

—Desde que tengo uso de razón, estoy tocando la guitarra y cantando en la sala de mi casa. Crecí en una familia musical. Mi papá interpretaba temas originarios de Colombia —muy presentes en mi carrera—, además de tangos, boleros y rancheras.

«Mis hermanos también heredaron lo del canto. El mayor lo ha hecho toda la vida y fue con él que comencé, pues he sido un músico empírico siempre».

—Has dicho que Me enamora es una declaración de amor «absolutamente loca». ¿Qué la originó?

—Mi familia, mis niños y mi esposa. A través de ellos he entendido, por primera vez, lo que significa el amor puro, verdadero. Uno tiene que tener hijos para entender eso.

—Lo sientes más ahora que acaba de nacer otro miembro de tu familia.

—Estoy feliz porque es el complemento de los míos. Tengo dos niñas y ahora nació Dante. Imagínate la emoción, la luz y la fuerza que me ha dado ese muchacho.

—Has comentado que tienes un tema dedicado a nuestra Isla. ¿Nos adelantas algo?

—En el camino hasta acá hice una canción que se llama Cubano soy. Es un homenaje a la familia cubana, de adentro y de afuera, desde la perspectiva de un colombiano. Espero poderla cantar hoy.

—Juanes, ¿qué ocurrirá esta tarde en la Plaza?

—Vamos a hacer una fiesta y celebrar la cultura de la paz. Este concierto es ese granito de arena que se suma a las cosas que vendrán en un futuro. Eso espero yo.

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