martes, 14 de julio de 2009

Ahorrar vs. crisis económica internacional

Por :Noel Manzanares Blanco

Constituye un secreto a voces que por difíciles que sean los tiempos, la Revolución siempre ha apostado a resistir y desarrollaros, tal como proclamó el IV Congreso del Partido Comunista de Cuba efectuado en 1991, precisamente cuando comenzaba el Período Especial. Así, ante los azotes de la actual crisis económica internacional, no extraña la decisión de continuar el avance de nuestra sociedad, aunque haya que jerarquizar las obras.

En este contexto, una nueva y moderna línea procesadora de alambre con púas de fino calibre se encuentra en la etapa de puesta en marcha en la fábrica “Gonzalo Esteban Lugo” en Nuevitas, al Norte de Camagüey, con un régimen de trabajo de 24 horas y el propósito de disminuir importaciones —informó el periodista Enrique Atiénzar a inicios de este mes.

Sin embargo, la insistencia de la prensa en todo el archipiélago nacional acerca de la inevitable repercusión de la tragedia mundial en el país, ha sido insuficiente para evitar que haya cubanas y cubanos que den la espalda y olviden que la baja en el precio del níquel convierte a esta industria nacional en incosteable, que nuestro país eroga unos mil millones de dólares más por el alza en los alimentos, que los efectos negativos del Bloqueo están lejos de desvanecer, que desgraciadamente tres huracanes nos visitaron en el 2008 y que el poder de compra de Venezuela en el exterior ha bajado porque el ingreso petrolero se redujo a la mitad con respecto al año pasado.

Una peligrosa tendencia al sobreconsumo de electricidad se produjo en el país en los primeros días del mes de julio —declaró Ricardo González, director de Uso Racional de la Energía en la Unión Eléctrica—, cuando se consumieron más de 9 000 MWh por encima de lo previsto, lo que significa un crecimiento de poco más de un 3%, con el consiguiente sobregasto de petróleo en la generación. Ello deviene S.O.S. en la etapa vacacional.

Estudiosos consideran que el sector presupuestado cubano utiliza un 30 por ciento más de portadores energéticos que los necesarios para producir los mismos valores y servicios de manera eficiente; mientras que los pequeños consumidores de ese sector, como unidades de gastronomía, policlínicos e instalaciones recreativas y deportivas, que en conjunto suman el 55 por ciento de las entidades estatales, están llamados a redoblar los esfuerzos en el ahorro de electricidad. Visitas realizadas a unidades como pizzerías han detectado que en ocasiones utilizan hornos eléctricos sin las correspondientes puertas, lo cual se traduce en derroche de combustible.

Entretanto, solamente de enero a mayo de este año, inspectores de la rama eléctrica en la provincia detectaron 432 fraudes en metro-contadores de viviendas, y aunque las multas son elevadas, y la cifra ha descendido, aún se reportan casos de estas violaciones. Esto es inadmisible.

Hay que volver a la pregunta: ¿Cuánto más podemos y debemos hacer en aras del ahorro?
Debe quedar claro que los resultados de la Revolución Energética permiten que la nación pueda generar la energía necesaria. El quid del asunto es que eso cuesta divisas que escasean por doquier. Ello impone que en los hogares no tengamos encendidas luces innecesarias, televisores sin televidentes y cocinas eléctricas encendidas sin estarlas usando; y que en los centros laborales, además de evitar estas manifestaciones indebidas, no mal empleemos computadoras, aires acondicionados.

También —por ejemplo— debe revisarse si ya fueron sustituidos los contadores eléctricos por otros más eficientes; si existen activistas para chequear periódica y puntualmente el uso adecuado de la electricidad en cada institución, así como para el control sobre el consumo de agua; y si es verdaderamente eficiente la utilización de combustible y lubricante en los medios de transporte, entre otras medidas.

Es absolutamente necesario ajustarnos al Programa de Ahorro trazado por el Ministerio de Economía y Planificación. Debe hacerse realidad palpable la aprehensión de que nadie, ni un individuo ni un país, pueden darse el lujo de gastar y gastar más de lo que recibe por la venta de sus producciones o por los servicios que presta.

He aquí el camino para evadir indeseables apagones.
Entonces, ahorrar es un modo eficaz de enfrentar la actual crisis económica internacional.

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