Panamá, 29 jun (PL) El entorno político de Panamá se enfrenta hoy con modificaciones significativas, reflejadas en el paso a la oposición del Partido Revolucionario Democrático (PRD) y la llegada al poder de la Alianza por el Cambio.
El presidente electo, Ricardo Martinelli, logró en las urnas el pasado 3 de mayo el 60 por ciento de los votos válidos emitidos en el sufragio, apoyado por un bloque de organizaciones.
Entre los integrantes de esa estructura figuran los partidos Panameñista, Cambio Democrático, Unión Patriótica y el Movimiento Liberal Republicano Nacionalista (MOLIRENA).
Además de la presidencia, lograron la mayoría en el Legislativo y puestos claves como la Alcaldía de Panamá, si bien el ganador de ese cargo -Bosco Vallarino- enfrenta un proceso de impugnación.
Esa coyuntura determinará el paso del PRD -principal fuerza política del país- a una condición de oposición responsable a partir del venidero 1 de julio, con una posición de desventaja en el Parlamento.
No obstante, logró mantener la preferencia en las alcaldías y representantes de corregimiento, con una militancia que oscila en torno a los 650 mil afiliados.
Esa cifra representa cerca del 50 por ciento del total de panameños que pertenecen a partidos políticos, teniendo en cuenta datos del Tribunal Electoral que estiman en 1,2 millones la cantidad de personas vinculadas a las organizaciones con registro oficial.
En el escenario previo a los comicios, el gobierno del PRD de Martín Torrijos mostraba a su favor el aval del crecimiento económico sostenido, con un avance del 11,2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2007 y del 9,2 el pasado año.
Unido a ello, programas sociales como la Red de Oportunidades y las iniciativas de impulsar la entrega de títulos de propiedad se sumaron a la ejecución de importantes obras de infraestructura, entre ellas la ampliación del Canal de Panamá.
Sin embargo, quedaron temas pendientes en materia de seguridad, educación, el alto costo de vida y el transporte, todos ellos mencionados por la población en las encuestas entre las principales inquietudes.
Frente a los éxitos en materia de macroeconomía, las autoridades mostraron insuficiencias en la solución de los problemas citados, lo cual fue aprovechado por la oposición para lanzar severos cuestionamientos a la gestión oficial.
En una evaluación del escenario futuro, el directorio nacional de la organización determinó la realización de un congreso ordinario en el primer trimestre del 2010 para escoger al nuevo Comité Ejecutivo Nacional.
Asimismo, para los últimos meses del 2009 se efectuará a una cita extraordinaria con vistas a la renovación de los estatutos del partido.
Al respecto, Torrijos afirmó, en su condición de secretario general del PRD, sentirse satisfecho por los esfuerzos a favor de la renovación y la unidad del colectivo.
Unido a ello, reconoció que en el marco de la contienda electoral se cometieron errores de conducción, pues no se supo actuar de forma conjunta en una coyuntura compleja.
En ese entorno, el partido tendrá la opción de recomponer sus estructuras para los comicios del 2014, con la lección de evitar las insuficiencias que llevaron a la derrota en las urnas frente a una alianza que supo beneficiarse de las debilidades.
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