viernes, 4 de diciembre de 2009

Tampoco les importa el dolor de un niño

Anneris Ivette Leyva

Esa aguja grande que tanto asusta al pequeño Anthony, y a su vecina de cuarto, la dulce Gabriela, es como esos amigos que por hacer bien prefieren herir. Por eso la resistencia de estos infantes no es definitiva, al final ceden el músculo: un pinchazo y algo de ardor son precisos para ganarle la batalla a la leucemia.

Foto: Otmaro RodríguezLa adquisición de otras variantes de L-asparaginasa y de un dosificador para medir los niveles séricos de methotrexate, elevaría la efectividad de los tratamientos para los niños que padecen de leucemia linfoblástica.

El equipo de médicos y enfermeros que integran el departamento de Pediatría del Instituto de Hematología e Inmunología (IHI) en el Hospital William Soler, harían de todo por librar a sus pacientes lo más pronto posible del doloroso procedimiento. Y aun cuando a ello dedican sus desvelos, la barrera inhumana del bloqueo norteamericano contra Cuba les veta, en parte, la buena intención.

Las posibilidades de sanar, para los niños que padecen leucemia linfoblástica en nuestro país, son muy favorables: están por encima del 70% en una enfermedad que hace 30 años era incurable. Sin embargo, el doctor Alejandro González Otero, jefe del departamento pediátrico del IHI, asegura que pudieran ser mejores de no cargar con las restricciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos.

En las naciones desarrolladas, con cuyos índices de salud Cuba suele competir, e incluso homologa, el pronóstico de curación es de 8 por cada 10 pacientes. Entre los factores que entorpecen el alcance de estos resultados, está la imposibilidad de acceder a otras fuentes de L-asparaginasa, enzima destructora de una sustancia vital para la célula leucémica, detalla el especialista.

"La L-asparaginasa puede obtenerse a partir de tres fuentes: de las bacterias Escherichia coli y la Erwinia carotova, o de la E. coli cubierta de polietilenglicol. Tener acceso a cada una de ellas es importante porque, en el 30% de los casos, transcurrido determinado periodo de suministro, la L-asparaginasa tiende a provocar alergia, ante lo cual se recomienda variar la fuente".

Existe también —agrega— un número indeterminado de pacientes resistentes al efecto del medicamento en dependencia de su origen, por lo cual es aconsejable alternar los tres tipos durante el tratamiento.

Actualmente, nuestro país solo puede adquirir, en un mercado tan distante como el japonés, la variante nativa de la L-asparaginasa, aquella proveniente de la E. coli; es decir, no solo nos vemos imposibilitados de obtener las otras dos, sino que esta misma podríamos comprarla en un lugar más cercano (más rentable) de no existir el bloqueo, explica Alejandro.

En el Informe de Cuba sobre la resolución 63/7 de la Asamblea General de las Naciones Unidas consta cómo, efectivamente, a la empresa farmacéutica norteamericana Merck and Co. se le niega la posibilidad de vender a Cuba la Erwinia L-asparaginasa.

La dificultad para obtener de los laboratorios norteamericanos Abbott un equipo para medir, en el suero del paciente, los niveles de methotrexate —medicamento usado en el tratamiento de la leucemia linfoide—, es otra de las injustas carencias que padecen quienes tratan esta enfermedad y quienes la sufren.

En determinados pacientes, conseguir el efecto deseado podría requerir mayores cantidades de methotrexate; sin embargo, no poder dosificarlo nos ata, pues si les suministramos más de lo necesario, los arriesgamos a una muerte por toxicidad, afirma el médico.

Tantos años de ejercicio y congratulaciones por las vidas salvadas, no alejan del doctor Alejandro el sentimiento de frustración: "Es muy duro relacionarnos tanto tiempo con estos niños y sus familias y ver llegar el momento de no poder hacer nada más para aliviar su dolor; sin embargo, cuando esa posibilidad existe, pero no está al alcance de un país porque otro se la niega, la sensación de impotencia es inconmensurable".

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