viernes, 23 de octubre de 2009

El “Sueño Americano” pudo costarles la vida

Cuatro cubanos, que salieron ilegalmente de Cuba por medio de traficantes de personas, fueron secuestrados y torturados tras su arribo a México, y devueltos a La Habana por vía aérea el pasado martes. La historia de lo que pasaron en manos de sus captores demuestra a otros el costo de confiar su futuro a quienes solo saben de dólares

Joel Mayor Lorán / Granma

Cuando se vio con una bolsa en la cabeza, quedándose sin aire, Jorge Arencibia pensó en su esposa y en la bebé que había dejado en Cuba. Al parecer, no las vería nunca más. De su sueño del "modo de vida americano" solo experimentó la pesadilla del secuestro y la tortura, a manos de traficantes de personas en Cancún, México.

Fotos: Juvenal BalánJulio César aspiraba llegar a México y simplemente decir que no tenía el dinero, que lo soltaran. Pero no fue como me lo imaginaba, asegura.

Había confiado en que el plan era sencillo: una lancha lo recogería junto a otros en la Isla de la Juventud, y los conduciría hasta Cancún. Al llegar allá, un pariente o representante de ellos en Estados Unidos, depositaría los 10 000 dólares acordados; entonces, los llevarían hasta la frontera.

Pero el dinero no llegó, así que todos sufrieron un infierno.

¿HERMANOS? ¿AMIGOS?

Kendry Melenilla abandonó su trabajo como dependiente gastronómico en el hotel La Cubana, del municipio especial. El primero de septiembre tomó una lancha rápida rumbo a tierras aztecas.

Creyó que un amigo suyo lo ayudaría con la suma exigida. "Cuando los captores lo contactaron dijo que en la situación actual nadie tiene ese dinero. Cambió hasta el número de teléfono y nunca más dieron con él. Era un amigo y pensé, como cualquiera supone: ‘tú y yo andábamos juntos desde pequeños’, ‘cuando llegue allá mi amigo me va a ayudar’. En Cuba me decía: ‘olvídate de eso, que tú eres mi amigo’", narra Melenilla.

"A algunos la familia les puso 2 000 dólares. Otros prometieron vender el carro, o chocarlo para cobrar el seguro y enviar el dinero a los secuestradores. Es duro escucharle a alguien decir ‘yo soy hermano de uno que está allá’ y que aquel responda ‘mátalo, yo no tengo el dinero..., yo no lo mandé que viniera’.

"Solo uno pagó los 10 000 dólares, y otro escapó no sé ni cómo cuando tocamos tierra. A nosotros nos dieron plan de machete. En la lancha todo parecía ser felicidad, pero al llegar no fue lo mismo. Cuando vieron que la gestión no daba resultado nos llevaron para la segunda casa, y allí nos torturaron los mismos cubanos que nos llevaron en la lancha.

"Si tus familiares no tienen el dinero, te dan planazos para que lo escuchen por teléfono y sepan que es verdad. A mí me pusieron un revólver en la boca. Me cortaron la punta de las orejas. Me dieron planazos por la espalda, piñazos. Uno me dio tantos golpes que le dolían los nudillos y le dijo al otro que siguiera él.

Fotos: Juvenal BalánDos veces pensó Jorge que nunca más volvería a ver a la bebé que había dejado en Cuba o hablar con su esposa, cuando le cubrieron la cabeza con una bolsa y cuando le dijeron que al día siguiente lo iban a matar.

"Yo le recomiendo a todo el que quiera irse que ni lo piense. No es como la gente piensa, que aquello es maravilla. Eso es mentira. Mafia sí hay. Siempre imaginé esa aventura como que era montarme en la lancha, llegar y, si no podían ponerme el dinero, ellos me soltarían para la calle. Entonces, trataría de subir a Estados Unidos y realizar mi sueño. Pero no es así. Ahora mi sueño es cualquier otro, trabajar. Será ese, porque, créame, la pasé muy mal."

TE VAMOS A MATAR

"Mañana te vamos a matar", me dijeron a mí y también a otros tres de nosotros. Afortunadamente, ese día fue cuando vino el ejército a rescatarnos. Yo me lamentaba mil veces, pensé rápidamente en Cuba, expresa ahora Julio César Urbina Díaz.

Kendry tiene 24 años; Julio César, 25 y estaba en quinto año de Licenciatura en Cultura Física. Impartía clases en un politécnico, este curso comenzaría a trabajar en el INDER. Sin embargo, eso no era suficiente para él. Supuso que sería muy listo si al entrar a México simplemente decía que no tenía dinero.

"El trato en la lancha fue bueno, porque todo el mundo dijo que tenía los 10 000 dólares. Yo aspiraba a que me soltaran, y luchar para seguir adelante. Pero no fue así.

"Allá nos llevaron a una casa, y nos exigieron un número de teléfono al que llamar. Entonces fue cuando empezó la pesadilla. No nos daban comida, solo un poco de frijoles en un vasito desechable. Me pegaron corriente dos y tres veces, las que ellos quisieron, además de los planazos, piñazos, patadas...

"Te decían que nos entregaban a los zetas y nos mataban, o ellos mismos lo hacían, que te picoteaban en pedazos y te echaban en una de esas bolsas negras de basura y, como estás indocumentado y nadie te conoce, no pasaba nada.

"Fui yo quien hizo una de las cuatro notas. Escribí que había 14 cubanos secuestrados y nos estaban torturando, que llamaran a los federales o al ejército... Y las tiramos al patio, a los vecinos. Solo uno puso la dirección; sabíamos que la bulla se oía afuera, porque gritábamos con la tortura. Llamaron a los federales y por su acción inmediata y decidida nos rescataron.

"Prácticamente había tomado el viaje como un juego y por poco me cuesta la vida. Estuvimos secuestrados del 3 al 13 de septiembre. Tremendo alivio al volver aquí", precisó Julio, quien se llevó a México su carné de identidad. "Dijeron que me ampara como que soy cubano. Dicen que el cubano tiene prioridad."

COMO ANIMALES

Nos dijeron que llevar el carné de identidad era fundamental, porque podríamos identificarnos como cubanos en la frontera y el gobierno norteamericano nos permite cruzar por el puente, no como a los centroamericanos que pasan mucho trabajo para cruzar por el río y otras partes. Por existir desacuerdos entre Cuba y Estados Unidos nos reciben mejor a nosotros, declara Jorge Arencibia Quevedo.

Fotos: Juvenal Balán A Kendry, como a los otros, le quedó la espalda marcada de planazos.

"Era una tentación para que nos sintiéramos más motivados a llegar allí, sin saber realmente por lo que pasaríamos. Hoy pienso muy diferente. Me gustaría criar a mi hija y estar al lado de mi mujer. Vengo con muchísimas ganas de verlos. Espero buscarme un trabajo e incorporarme a la vida social. Ni remotamente me pasaría por la cabeza la idea de volver a salir del país de esa forma.

"Aprendí algo del lugar donde estaba. Hay un dicho que enseña que en Estados Unidos hay de todo, pero no a todos les toca. Las cosas no son como te las cuentan. Después que las vives, lo entiendes mejor."

Lo dice con la credibilidad de su espalda marcada de planazos.

"Estuvimos encerrados en dos casas: en la primera nos trataron un poco mejor. A la segunda nos trasladaron de noche. Éramos 14 personas en una habitación pequeña, de tres metros y medio por cuatro. Permanecíamos en ropa interior, tal vez previendo que nos fugáramos, y dormíamos en el piso sobre unas colchonetas bastante finitas."

MIAMI LLEGA A MÉXICO

A Yunier Rosado Sosa no lo torturaron directamente porque su hermano depositó una parte del dinero. "Pero sí lo sufría porque lo hacían delante de mí. Sentía dolor. Lloraba, sobre todo porque no podía hacer nada; ellos estaban armados. Si llego a dar un paso, me hubiesen matado.

"Ellos llegaron a un convenio con mi hermano: ya no eran 10 000 dólares sino 6 500, pero faltaban 2 500. Al final, se quedaron con 4 000 y no me soltaron."

Yunier es también muy joven. Tiene un hijo de un año llamado Yoanier. "Jamás volvería a intentarlo; he oído historias de que con 10 000 también te estafan, y te golpean igual. De aquí no salgo más. Ahora, volveré a buscar trabajo."

Cualquiera pensaría que la historia termina ahí pero, según la prensa mexicana, las autoridades de ese país confirmaron que redes mafiosas de Miami, vinculadas al narcotráfico, controlan todo el tráfico de indocumentados cubanos. Es un negocio lucrativo que continuará si otros se dejan engañar.

Diversos artículos subrayan que "Estados Unidos fomenta el tráfico con su política de acoger a cualquier ciudadano de la Isla sin importar los medios usados para llegar a territorio norteamericano. El FBI, siempre complaciente con la mafia cubanoamericana, se ha quedado hasta entonces de brazos cruzados ante el fenómeno.

"En julio del 2008, revelaciones del diario mexicano La Jornada documentaron los vínculos de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) con el Cartel del Golfo del narcotráfico y su red de asesinos a sueldo, conocida como los zetas, que desde hace unos años extiende sus operaciones al comercio de personas."

Ojalá la historia de estos cuatro jóvenes sirva para disuadir a quienes sueñan que el futuro se compra con dinero.

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