jueves, 9 de julio de 2009

Yo acuso a los golpistas

Ante el Tribunal Supremo, que es el de la historia, yo acuso de traición a la Patria a quienes, de distintas formas, han participado en el golpe que viene de perpetrarse contra José M. Zelaya, a quien Honduras eligió para presidirlo por cuatro años y a quien unánimemente respalda la comunidad de las naciones.

Acuso a Romeo Vásquez Velásquez —quien se impostó, hasta las últimas horas de su mandato legítimo, como amigo del Presidente y soldado disciplinado— de haber planeado y ejecutado este golpe traidor y violento, conjuntamente con los generales del Estado Mayor, instrumentando a un Congreso títere y las instituciones que dependen de él. (...)

Acuso a su cómplice Carlos Flores Facussé, de haber ideado el golpe y conspirado con y alentado a las fuerzas golpistas como antes de él, hizo su padre otrora, por haber fraguado desde hace meses (...) la campaña publicitaria dirigida a amplias capas de la opinión pública ingenua, contratando en Miami a expertos sobre guerra sicológica, para bombardear a la población con mensajes oscurantistas, falsedades repetidas mil veces y fabricaciones, valiéndose de la ignorancia y la ingenuidad que genera el sistema, en una campaña de desprestigio del gobierno y de intimidación (...).

Acuso, ante esa instancia superior de la posteridad y la historia, a estos jueces prevaricadores, que siguieron las instrucciones de sus amos y padrinos políticos para producir fallos inicuos y ridículos, que traicionan la representación del Estado, inventan sentencias para encubrir sus crímenes y un nuevo tipo de delito que se pudieran cometer hipotéticamente en el futuro, que pretenden vedarle al pueblo su derecho a la libre expresión e intervienen en el Poder Ejecutivo.

A los empresarios de las organizaciones patronales COHEP, CCIC, ANDI, FENAGH que, pese a que parte de su membresía (me incluyo) disiente, le quieren dar una pretendida legitimidad al golpe; y que invocan la democracia y la legalidad y la paz social en el momento de promover un golpe que da al traste con las condiciones necesarias para defender esas banderas. Que inducen la manipulación de la opinión pública, obligando a sus empleados a marchar para Micheletti y que han confesado (doy fe) estar financiando grupos de choque, provocadores, para infiltrar y desarticular manifestaciones en defensa del único gobierno legítimo, y así justificar su represión. (...)

Acuso a los periodistas que se han convertido en cómplices de crímenes contra la república, demostrando al final su cinismo, no cuando adoptan una posición (a la que tendrían todo derecho) si no cuando —sistemáticamente— manipulan los hechos que es su obligación transmitir con objetividad, cuando los ocultan o los inventan y cuando sesgan sus reportajes para glosar los actos más viles de los golpistas y denigrar aun las intenciones más nobles del movimiento popular, incitando a la irracionalidad y al golpe, como han hecho varios de los más connotados. (...)

Acuso a esos "apóstoles" inventados, falsos profetas y pistores en vez de pastores que invocaron en vano el nombre de Dios en contra de una propuesta cívica de reforma social, de democratización y moralización de la sociedad hondureña, que han querido politizar los símbolos sagrados y que ampararon y bendijeron a las fuerzas más oscuras y corruptas y violentas; que manipularon a sus feligresías y después justificaron el golpe y la represión y que ahora nos piden que prevengamos un "baño de sangre", como si los armados no fueran sus tropas. (...)

También acuso de traición a esa gente de cabeza hueca de nuestra clase media, que le dio cuerda a estas mentiras y colocó su tranquilidad pequeño burguesa por encima de los principios que les enseñaron sus mayores, de justicia y decencia y sensibilidad con el sufrimiento del más humilde. Y que le ha servido de carne de cañón mediática, de bálsamo e incienso al golpista usurpador. No olvide nadie su infamia de sepulcro blanqueado, su condición de bestia apocalíptica disfrazada con piel de oveja, su perversidad que finge inocencia. No los perdonemos ni a sus sucesores por tres generaciones, para que la memoria de su maldad escarmiente. (Fragmentos. Tomado de Cubadebate / RODOLFO PASTOR*)

* Ministro de Cultura del Gobierno del presidente constitucional Manuel Zelaya

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