lunes, 25 de mayo de 2009

Réplica de Granma: Ni fantasmas ni apocalipsis

Frecuentemente uno lee cables de agencias internacionales de prensa que no reflejan con objetividad la realidad cubana. Tal es el caso de un reciente despacho de Reuters que, con prejuicio y mala interpretación de artículos publicados en Granma y de declaraciones de funcionarios del Gobierno, casi da por hecho, cual fantasma en escena, el regreso de los apagones.

El corresponsal no ha entendido el mensaje. Las veces en que aparece el vocablo apagón en los textos referidos ha sido para alertar la necesidad de evitar el sobreconsumo, porque de lo contrario, habrá apagones.

No se puede desconocer la difícil coyuntura económica que tiene Cuba ante sí, motivada por la crisis global del capitalismo, la cual tiene lógicos impactos en nuestro país, con las agravantes de enfrentar además una guerra económica (más que bloqueo) por cinco decenios y la pérdida de 10 000 millones de dólares como consecuencia del paso de tres huracanes por el territorio nacional.

Minimiza el colega de la agencia británica que nuestra sociedad tiene en el capital humano su mayor riqueza. Es por ello que, apelando una y otra vez al recurso de participación de todos, Cuba sale airosa de complejas situaciones.

Los profesionales de la prensa saben, porque viven aquí, que en Cuba gestión de Gobierno y gestión de pueblo se dan la mano.

Se pretende ofrecer una imagen apocalíptica de Cuba porque convoca a su población a asumir con responsabilidad la tarea de enfrentar los efectos negativos de una crisis económica y financiera que está agobiando a todo el planeta.

Y lo hacemos a diferencia de otros muchos países, contando con el pueblo para no despedir a decenas de miles de trabajadores, ni cerrar escuelas u hospitales ni eliminar los principales beneficios de la seguridad social.

De esas cuestiones vitales no tendrán materia prima para elaborar sus despachos cablegráficos.

El primer fruto que constata nuestra redacción en estos momentos de esos apelativos publicados por Granma es la respuesta consciente de muchas administraciones y de los trabajadores de lo vital que resulta redoblar los esfuerzos en el ahorro, mediante la adopción de medidas prácticas en favor del uso más racional de los recursos.

Luego de un extraordinario esfuerzo del Estado en los últimos años, Cuba dispone de suficiente capacidad de generación eléctrica. Las irregularidades que ocurren responden sobre todo a interrupciones motivadas por necesarias labores en las redes con la intención de rehabilitarlas y modernizarlas.

Mas la seguridad de un servicio de electricidad que en un porcentaje elevado disfrutamos (el 100% no es posible por razones de mantenimiento e imponderables como averías) no puede traducirse en sobreconsumos y despilfarros. Si en cualquier tiempo es válido e inteligente ahorrar, en el presente de crisis y de inestabilidad en el precio de los hidrocarburos, siempre sobre lo alto, se vuelve más que imprescindible.

De ahí el símil utilizado de que en términos económicos no acudir al ahorro equivale a la muerte. Pero la frase expresada por el compañero Francisco Soberón, ministro presidente del Banco Central de Cuba, en el Congreso de los economistas cubanos de noviembre del año 2005, no tiene un ápice de pesimismo pues ella, al igual que nuestra consigna política de ¡Patria o muerte!, concluirá también con la irrenunciable decisión de ¡Venceremos!

Venceremos porque la finalidad no es afectar los servicios básicos de la población sino, como ha insistido tantas veces el líder de la Revolución, se trata de encontrar en el ahorro la fuente más cercana y segura de ingresos; es ahí donde tenemos las mayores potencialidades.

Otra mención recurrente de las agencias extranjeras es que Cuba importa unos 92 000 barriles diarios de petróleo procedente de Venezuela en condiciones preferenciales de financiamiento, como si fuera una operación subvencionada, sin consignar que el monto forma parte de un convenio debidamente establecido y que es absolutamente retribuido.

La aplicación próxima de un plan riguroso para el chequeo diario del empleo de combustible y otros insumos tiene la pretensión de propiciar el uso óptimo de todos los recursos, incluido el humano; de responsabilizar a las administraciones con la eficiencia; comprometerlas con el mejor trabajo en torno a la contabilidad, los costos y otros principales parámetros de la economía y, por sobre todas las cosas, producir sin mentalidad gastadora.

No es la intención criticar el trabajo de colegas de agencias internacionales, pero sí sugerirles la necesaria objetividad en la difusión de noticias. Los fantasmas y la apocalipsis se desvanecerán frente al optimismo de nuestro pueblo, ganador de innumerables batallas. Y en esta, tampoco va a ser menos. Quienes piensen lo contrario, se quedarán con las ganas. (Alberto Núñez Betancourt)

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