El Festival de la Cotorra, cuya quinta edición será en Jibacoa el próximo día seis, promueve la preservación del medio ambiente y suma a la población de la montaña en el cuidado y la atención de esta especie.
JIBACOA, Manicaragua. Desde tierra, cuando se les ve pasar en vuelo majestuoso entonando su sonoro graznido, se revela un aumento de su presencia, a tal extremo que los forasteros suelen exclamar: ¡Como hay cotorras aquí!
Ocurre que cerca de esta comunidad del Escambray se encuentra el Paisaje Natural Protegido Hanabanilla, donde se estudia y cuida un núcleo de reproducción de esa ave, que se encuentra en veda permanente.
En la zona se han visto entre ocho y 10 bandadas que totalizan, según cálculos, más de 200 ejemplares, lo cual confirma que atajaron su decrecimiento y la depredación contra la especie, muy asediada por cazadores furtivos.
Hay otros datos que afianzan el porqué de su mayor presencia. Hace más de dos años que no detectan nidos saqueados, lo que antes resultaba frecuente, y estos últimos los encontraron en 13 especies diferentes de árboles, pero con predominio en palmas secas y verdes.
El logro obedece al trabajo de Flora y Fauna en la provincia, que incluso desde hace cinco años desarrolla el sui géneris Festival de la Cotorra.
En el Paisaje Natural Protegido Hanabanilla, con cerca de 3 000 hectáreas, se les crean hasta nidos artificiales, debido a que estas aves aprovechan para su reproducción fundamentalmente los huecos que hacen los pájaros carpinteros, como también los utilizan otras aves.
Si no existen las suficientes cavidades se perjudica la reproducción, que comienza en este mes. De ahí la importancia de crearle el lugar para anidar a cada ejemplar, que deposita entre uno y tres huevos, los cuales cuida de manera esmerada.
Después trabajadores de la zona protegida evitan el robo de los pichones y mantienen un control sistemático de las crías.
El Festival de la Cotorra, cuya quinta edición será en Jibacoa el próximo día seis, promueve la preservación del medio ambiente y suma a la población de la montaña en el cuidado y la atención a las cotorras.
En otras regiones del país como en la Isla de la Juventud, Ciénaga de Zapata, y en el oriente, se progresó también en el empeño de preservar y ampliar los ejemplares de esta ave endémica de Cuba que vive en bosques tupidos en montañas y llanos.
Su captura y comercialización está prohibida, a pesar de que hay quienes las mantienen en jaulas y otros que se arriesgan hasta a comercializarlas en lugares públicos.(Nelson García Santos)
No hay comentarios:
Publicar un comentario