viernes, 29 de julio de 2011

La coherencia intelectual y política de Fernández de Castro

A seis décadas de su desaparición física, acaecida en La Habana el 30 de julio de 1951, la trayectoria de José Antonio Fernández de Castro y Abeillé, continúa fascinando por el multifacético ajetreo intelectual, profesional y revolucionario que desplegó en sus 54 años de existencia.

Nacido en la capital cubana el 18 de enero de 1897, a Fernández de Castro le tocó vivir y formarse en medio de una etapa convulsa, signada por el entreguismo, la dominación norteamericana, la corrupción y otras tantas lacras que hicieron metástasis sobre una república que constituyó despropósito y burla al boceto diseñado por José Martí y el Partido Revolucionario Cubano.

Abogado, periodista, historiador, crítico, ensayista, literato y diplomático; amigo de personalidades como Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena y Juan Marinello; ayudante de Ramiro Guerra Sánchez en la fundación de la Cátedra de Historia de Cuba, de la Universidad de La Habana, supo llevar a la par sus afanes e inquietudes literarias con las políticas.

Elogiado por Marinello por ser un intelectual preparado y siempre mejor informado, entre sus obras importantes destaca la compilación de cartas escritas por José Antonio Saco –publicadas con el título Medio siglo de historia colonial de Cuba (1923)-, así como la antología La poesía moderna en Cuba (1926), y Barraca de feria (1933), volumen que incluye algunos de sus mejores trabajos periodísticos.

Como diplomático, Fernández de Castro se desempeñó en Puerto Príncipe (Haití), Lisboa (Portugal), Moscú (Unión Soviética), Washington (Estados Unidos) y sobre todo en México, donde por más de una década desarrolló paralelamente una fecunda labor intelectual, que le llevó a ser nombrado miembro de la Academia Nacional de Historia y Geografía de esa nación.

Distinguido entre la intelectualidad cubana y animador de las vanguardias artísticas y literarias, su pensamiento y accionar estuvieron también junto a la ideología de avanzada y así encabezó junto a Villena la sonada Protesta de los Trece, el Grupo Minorista, y se sumó al Movimiento de Veteranos y Patriotas, por lo que fue encarcelado en varias ocasiones.

Deportado en la Florida, en compañía de Villena y de Calixto García Vélez, en 1924 fue arrestado por la policía federal norteamericana, mientras preparaban un plan con vistas a bombardear el Palacio Presidencial de La Habana.

En México, país donde cumplió varias misiones como diplomático, Fernández de Castro entabló amistad con Diego Rivera y con Mella, a quien regaló el sombrero tejano que el fundador del primer Partido Comunista de Cuba luce en las inolvidables fotos de Tina Modotti.

Redactor del Diario de la Marina, El País, La Mañana, y la Luz, Bohemia, Carteles, Excelsior, El Mercurio, El Nacional, La Voz de México y otras tantas prestigiosas publicaciones del continente, José Antonio Fernández de Castro Abeillé falleció en La Habana el 30 de julio de 1951.

En memoria a la obra y quehacer de este incansable intelectual y revolucionario cubano, actualmente el Premio Nacional de Periodismo Cultural lleva su nombre. (Por Pausides Cabrera Balbi / AIN)

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