miércoles, 7 de julio de 2010

Por mejor uso y cuidado del suelo

El suelo es considerado como de los recursos finitos, frágiles y difícilmente renovables de la superficie de la tierra y es, a su vez, primordial para el desarrollo de la agricultura y la humanidad.

Constituye la base y fuente fundamental para la producción de alimentos destinados a la sociedad, de ahí la necesidad de velar por su cuidado y conservación.

Informes de la FAO indican que alrededor de mil 900 millones de hectáreas se encuentran degradadas en todo el planeta por procesos derivados de la acción del hombre, la erosión, la salinidad, el aumento de la temperatura, ocurrencias de eventos climáticos extremos y la seguía.

Solo en América Latina y el Caribe, 306 millones de hectáreas están sometidas a explotación irracional por intereses mercantilistas, la fragilidad del suelo, el alto crecimiento democrático y las necesidades básicas y el limitado apoyo institucional.

Cuba, con la superficie agrícola de 6,6 millones de hectáreas, posee cultivadas el 3,6 por ciento. De ellas, el 70 por ciento están bajo el efecto de algún proceso degradativo, según informes del Instituto de Suelos, perteneciente al Ministerio de la Agricultura.

Dagoberto Rodríguez Lozano, su director, comenta a la AIN que a partir de esas realidades se implementó el Programa Nacional de Conservación y Mejoramiento de los Suelos con la participación de investigadores, especialistas, técnicos y productores de todos los organismos.

Las tareas persiguen mitigar el proceso de degradación, acción que influye en la protección del medio ambiente y en la calidad de vida de las presentes y futuras generaciones.

Entre las principales medidas antierosivas para las montañas figuran la siembra de coberturas y barreras vivas en plantaciones de cacao y café, así como la construcción de barreras muertas y tranques de madera o piedra.

Desde el año 2000 hasta la fecha se realizaron 175 proyectos de investigación vinculados a programas nacionales, ramales y territoriales.

Actualmente se ejecutan otros 38, de los cuales 31 son de innovación tecnológica y se desarrollan en la base productiva, fundamentalmente en Cooperativas de Créditos y Servicios, Unidades Básicas de Producción Cooperativa y Cooperativas de Producción Agropecuaria.
La Isla realizó estudios y mapas de suelos a las escalas de 1: 250 mil, 1: 50 mil y 1: 25 mil, lujo que solo pueden darse pocos países en el mundo y que es hoy realidad, acota Lozano.

También fomentó la producción y aplicación de humus de lombriz y biofertilizantes, como la Rhyzobium y la Fosforina, así como la presencia de técnicos en las unidades productivas y la capacitación de todo el personal vinculado a la actividad agrícola.(William Fernández Jiménez)

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