viernes, 16 de julio de 2010

Avanzan victoriosas las féminas camagüeyanas

¿Qué destinos presagiaba a la mujer cubana antes de 1959?

La respuesta tangible está muy lejos de la Cuba de hoy y sí muy presente en muchos países del planeta, sobre todo los más pobres, donde –salvo excepciones económicas-, dos fuentes seguras de empleo les esperan a las féminas: la prostitución y la “esclavitud” hogareña, sustentadas casi siempre en la ignorancia cultural, la pobreza y el abuso físico.

Con la victoria de la Revolución Cubana, a la cual contribuyeron decenas de valiosas compañeras como Celia Sánchez, Vilma Espín, Aydeé Santamaría y Melba Hernández, las dos últimas heroínas del asalto al cuartel Moncada, se abrió el camino de la igualdad social entre el hombre y la mujer, aún obstaculizados por rezagos machistas que ellas, con inteligencia y voluntad física sin límites, desbrozan con ejemplos admirables al fragor de tiempos difíciles.

Frente a los “maravillosos” avatares de hija, madre y esposa, la mujer en Camagüey, centro-oriental provincia más grande de Cuba, protagoniza el 65,7 por ciento de la fuerza técnica y profesional y el 54,4 por ciento de participación en las misiones internacionalistas salidas de la tierra de El Mayor “Ignacio Agramonte y Loynaz”, hacia disímiles países del mundo.

Sin embargo, hay insatisfacción en las direcciones políticas y gubernamentales de esta región, empeñadas en situar a la mujer en los más altos niveles de la dirigencia social y económica, propósito que cada año fortalece la selección y preparación de cuadros y reservas femeninos de mando.

En la provincia el 36,3 por ciento de sus dirigentes son mujeres, pero bajo el número de las que fungen como cuadros principales del primer nivel de dirección, aunque los resultados del año precedente y la marcha selectiva en lo que va del 2010, auguran avances sin retrocesos.

Además, la mujer camagüeyana ha demostrado que es decisiva en la producción de la agricultura urbana y, no obstante las rudas faenas agropecuarias y de la caña, su presencia, disciplina laboral, aprovechamiento de la jornada de trabajo y efectos productivos en estas fuentes vitales de la economía, desmienten con creces las falsas justificaciones machistas de sexo débil, cuando en realidad en muchísimos casos supera al hombre en fuerza y capacidad intelectual.(Rolando Sarmiento Ricart)

No hay comentarios: