jueves, 7 de enero de 2010

Retorna Tornatore

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

Cuando el mundo entero aplaudía seducido por las imágenes de Cinema Paradiso (1987), Giuseppe Tornatore esquivó los oropeles de la fama para concentrarse en un cine donde poesía e ideas debían encontrar una identificación. Por eso dijo tras el oscar que mereció entonces: "Cada película es una verificación".

Tornatore durante la filmación de Baaria.

No le importó que la crítica la emprendiera con Estamos todos bien (1990), una cinta sumamente melancólica que atraviesa con sus añoranzas y pequeños dramas las ciudades de Nápoles, Roma, Milán y Turín. No bajó sus armas. Cada filme, en efecto, fue en adelante una aventura del espíritu: Especialmente el domingo (1991), Una pura formalidad (1994), El hombre de la estrella (1995), La leyenda del pianista sobre el océano (1998), Malena (2000), y La desconocida (2006).

Esa misma vocación la puso en juego en un documental: Lo scherzo a tre punte (1995), quizás la más amplia revisión que se haya hecho jamás sobre la imagen que el cine ha dado de Sicilia.

Ahora Tornatore viene a Cuba, en virtud de la colaboración entre el ICAIC y la Asociación Recreativa Cultural Italiana (ARCI), con su más reciente filme bajo el brazo: Baaria.

La andadura de esta película finalizada en el 2009 comenzó con la Mostra de Venecia, donde le cupo el honor de inaugurar las proyecciones. Poco después fue seleccionada para representar a Italia en la puja por el oscar al mejor filme extranjero de habla no inglesa (el próximo 2 de febrero se sabrá si, al fin, entra en el quinteto nominado). Pero desde el último 15 de diciembre se conoció que estaba en la lista de candidatas a los Globos de Oro.

Más allá de los premios, lo que le ha interesado a Tornatore es llegar a la sensibilidad del público de su país, pues Baaria es, antes que todo, una especie de resumen sentimental de la Italia del siglo XX. De una Italia que se condensa metafóricamente en el pueblo natal de Tornatore, Bagheria, una comunidad siciliana en la que transcurre la vida de tres generaciones, desde los años veinte hasta finales de los ochenta, con todo lo que eso significa: ascensión y caída del fascismo, desembarco de las tropas norteamericanas, mafia, luchas sociales, identidad y desarraigo. Baaria es una nueva verificación de Tornatore.

Antes de su estreno, el realizador dijo: "Se podría definir como un fresco coral; yo prefiero decir que es una comedia plena de ironía. No es autobiográfica, pero es una cinta muy personal, en tal sentido cercana a Cinema Paradiso. Es nostálgica, sí, aunque matizada por una perspectiva que te lleva a reflexionar y a recordar la pasión política y cívica que no dejamos de sentir como algo positivo".

La crítica en torno al filme se ha dividido. Los reseñadores españoles de El País, El Mundo y ABC, como si se hubieran puesto de acuerdo, descalificaron el resultado por ambicioso. Pero en Italia encontró ecos alentadores. Federico Formisano fue concluyente: "No diré que Tornatore es mi cineasta favorito, pero el filme me ha gustado. Tengo la costumbre cuando voy al cine de mirar el reloj. Las dos horas de Baaria se van como nada. Escenografía óptima, fotografía de excelencia, banda sonora (Ennio Morricone) imponente. Y por demás, tres momentos paradigmáticos: el contraste entre el sueño y la utopía a partir del recuerdo del tesoro escondido que pasa del niño al adolescente y al hombre maduro, una parábola de la vida; la historia del hombre que predica la no violencia y el recato ante la mujer y sin embargo golpea a la hija; y el sentimiento que aflora en el padre ante la partida de un hijo al que no ha cuidado lo suficiente. Gracias, Tornatore".

No hay comentarios: