lunes, 4 de enero de 2010

Fidel Castro en Camagüey

Por Noel Manzanares Blanco / Televisión Camagüey

Al cumplirse 51 años de la primera presencia de Fidel Alejandro Castro Ruz en Camagüey una vez conquistado el poder político, a grandes zancadas voy a celebrar lo vivido por este pueblo el trascendental 4 de enero de 1959, y aún más.

Ante todo, pienso que las masas camagüeyanas —afincadas en el prestigio adquirido por el Ejército Rebelde— vislumbraron lo que se avecinaba tras la victoria de la Revolución, razón por la cual mostraron su júbilo. Particularmente, ello se manifestó al cuarto día del triunfo contra la dictadura pro yanqui, durante el tránsito por la provincia de la Caravana de la Libertad que recorría el territorio nacional.

Rememorando el histórico acontecimiento, el compañero Fidel expresó:

“[...] hay una cuestión de simpatía espontánea por parte del pueblo de Camagüey, porque eso se demostró a nuestra llegada cuando el triunfo de la Revolución, se demostró en el acto que se dio aquí. Camagüey no es de las provincias que tienen más habitantes [...], sin embargo, el acto público que se dio en Camagüey fue un acto gigantesco [...]”.

Aquel día, después de ultimar detalles con la Dirección Provincial del Movimiento Revolucionario 26 de Julio acerca de la situación imperante, el Comandante en Jefe se dirigió personalmente y en vivo a camagüeyanas y camagüeyanos, manifestando entre otras cosas:

“Siete años de tiranía han enseñado mucho a nuestro pueblo, siete años de tiranía nos han enseñado sobre todo, que nuestras libertades no podemos nunca más perderlas de nuevo [...]. La libertad no es todo. La libertad es la primera parte, la libertad para empezar a tener el derecho a luchar [...]”.

Y acto seguido, precisó: “Patria no solo quiere decir un lugar donde uno pueda hablar y caminar sin que lo maten. Patria es el lugar donde se puede trabajar y ganar el sustento honradamente [...]. Patria es el lugar donde no se explotan a los ciudadanos, porque si se explota al ciudadano, si se le quitan lo que le pertenece, si se roban lo que tiene, no es Patria [...]”.

De esta manera, el máximo líder de la Revolución le dejaba a herederas y herederos de Agramonte* la indicación de asumir los ulteriores cambios de la sociedad como el inicio de la coronación de la lucha comenzada el 10 de octubre de 1868, cuya evidencia tenía que transitar por convertir en sinónimo los conceptos de libertad, de Patria y de no explotación.

En correspondencia, de manera natural y cada vez mayor ha sido nuestro acompañamiento a Fidel, desde el apoyo a las medidas y leyes que se implantaron a partir de 1959 hasta el aprendizaje de sus enseñanzas contenida en su ofensiva periodística. Y así será siempre, si día a día construimos en Camagüey —y en toda Cuba— una obra mejor.

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* Ignacio Agramonte Loynaz, nacido en este territorio el 23 de diciembre de 1841, es una de las principales figuras de la Revolución que iniciamos en 1868, quien se inmoló en Jimaguayú, Camagüey, el 11 de mayo de 1873. Su huella en camagüeyanas y camagüeyanos se refleja en el hecho de ser los únicos habitantes de Cuba que se identifica con el gentilicio de un gran compatriota, a saber: agramontinas y agramontinos.

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