martes, 23 de junio de 2009

¿Los malos de la película?

En la cruzada contra los derrochadores, los Grupos de Supervisión Energética de todo el país andan con botas de siete leguas

Ortelio González Martínez

CIEGO DE ÁVILA.— Existen unos hombres bien intencionados, silenciosos, que se mueven sin altanerías y no se creen importantes, pero en realidad, lo son.

Manuel, al centro, y Francisco (izq.) asesoran a un cliente interesado en disminuir el gasto de corriente de su empresa.

Ese es el comportamiento de quienes en el país enfrentan la batalla campal contra el excesivo gasto de electricidad desde la posición de integrantes de los Grupos de Supervisión Energética (GSE), creados en Sancti Spíritus en febrero del 2007 y posteriormente extendidos a todo el territorio nacional.

Los de mi provincia no acaparan titulares de prensa, pero muchos los conocen y piensan en ellos, sobre todo cuando llegan a las entidades y tocan las teclas del ahorro, puestos clave, acomodo de cargas, plan de consumo, balance energético...

Fotos del autor Se intensifica la lucha contra los fraudes en el sector residencial.

APRETAR LAS CLAVIJAS DEL AHORRO

Para el ingeniero eléctrico Manuel Sánchez Fernández, especialista principal del Grupo en la Organización Básica Eléctrica (OBE) avileña, llegó la hora de apretar las clavijas del ahorro, porque existe un potencial energético oculto que es necesario buscar para ponerlo a disposición de todos. "Se trata de no gastar más electricidad de la planificada. Las reservas aparecen y tenemos el deber de encontrarlas, con mejor organización del trabajo, y disposición de aquellos que la derrochan", asevera.

Aclara que desde la década del ’70 del pasado siglo surgieron los Manuales de acomodo de cargas, por el cual las entidades debían regirse para determinar la política de ahorro. Sin embargo, esos libros permanecieron en las gavetas y casi ningún directivo —y mucho menos los trabajadores— los usaban.

En la actualidad, cuando la crisis mundial atenaza, solo en los primeros cuatro meses del presente año el país gastó 40 000 toneladas de combustible más que las planificadas para la generación eléctrica, se hace necesario —imprescindible diría yo— la acción de estos grupos, capaces de poner al descubierto cualquier anomalía y, también, de orientar cuando el momento lo requiera.

"Al principio —asevera Manuel—, en las empresas nos miraban con cara de pocos amigos, sobre todo en las derrochadoras. Esa percepción cambia, aunque tenemos que sensibilizar a muchos directivos, pues todavía existen lugares que ni el plan de consumo tienen, razón por la que hasta el pasado 19 les había sido retirado el servicio a 42 entidades, la mayoría del MINAZ, el MINAGRI y Comercio y Gastronomía."

En la provincia el Grupo lo integran cuatro especialistas experimentados y, contrario a lo que algunos piensan, no andan de francotiradores, pero sí son intransigentes con quienes incumplen las indicaciones de la máxima dirección del país en el tema del ahorro. No hay otra alternativa.

La realidad demuestra que existen escondrijos por donde se escapa la corriente eléctrica, siempre aupados por el descontrol, la falta de exigencia y la irresponsabilidad.

Entonces, ¿qué nombre ponerle a la no realización de los estudios de cargas en las entidades, no leer el metrocontador, o el hecho de que los llamados "energéticos" de las empresas hasta ahora se preocuparan más por el gasto de combustible que por el de electricidad?

Las inspecciones (más de 100 efectuadas en el territorio) descubren anomalías por doquier. No es nada simpático, por ejemplo, que en determinado establecimiento se desconozca el plan de consumo, o que en una tienda perteneciente a Comercio Interior se haya detectado un gasto excesivo, incluso con el freezer roto, y las investigaciones revelaran la existencia de varios hogares conectados a la acometida del establecimiento, sin que sus moradores pagaran la energía.

En opinión del ingeniero termoenergético Francisco Ramírez Díaz, otro de los integrantes del GSE, no existe ahorro sin exigencia administrativa. Sobre el tapete pone otra arista del problema: los análisis banales que muchas veces se realizan en los Consejos de Dirección, los núcleos del Partido, los comités de base de la Juventud y en el sindicato de las entidades.

En las indagaciones Granma conoció que por la manera de enfocar el tema, en la mayoría de las ocasiones se torna aburrido, repetitivo y, por ende, lastra las buenas intenciones de llegar a conclusiones exactas en cuanto a los excesivos gastos.

El comportamiento de los portadores energéticos es un punto del orden del día que no falta en la casi totalidad de las empresas inspeccionadas. Eso es verdad. Sin embargo, las observaciones se circunscriben a: "¿Cuánto se gastó de electricidad? No podemos sobregirarnos en el consumo. Hay que trabajar en esa dirección... ", cuando en verdad debiera haber más profundidad en los debates colectivos.

QUITA CATAO...

No se trata de quitar el catao y poner el quinqué, como dice el refranero popular. La ingeniera María Antonia Valdés Alfonso, directora de la Unidad Empresarial de Base de Uso Racional de la Energía en la OBE avileña, afirma que, de acuerdo con la disposición de la máxima dirección del país, esa es la última opción.

Sin descuidar la parte residencial, por ahora el cerco se cierra alrededor de la estatal, la mayor consumidora en la provincia. Los incumplimientos de empresas y organismos obligan a retirarles el servicio. "A quien se sobregire en el consumo se le corta la corriente por 72 horas. Si es reincidente se aplican medidas más severas con los directivos. El apretón ha dado sus resultados".

El ingeniero Aidel Suárez López, quien también anda con la agenda controladora en ristre, es categórico: "La mayoría de los directivos piensa que su empresa agotó todas las posibilidades de ahorro y con apagar luces y motores está resuelto el problema. Relegan a un segundo plano palabras bien importantes como balance energético, acomodo de cargas, desviación del consumo real, eficiencia energética..., pero esa batalla la ganamos. El objetivo final es ponerle el corcho a la botella."

Al menos en Ciego de Ávila, el "corcho" comienza a impedir el derroche. Desde el primero de junio en que comenzaron a aplicarse las medidas de ahorro, hasta el pasado día 19, el territorio cumplió el plan en los últimos 15 días, y en ese resultado los "malos de la película" tienen su protagonismo. Nadie lo duda.

Pero su actuación no debe circunscribirse solo a momentos de crisis. Deben ser sistemáticos y enfrentarse cada día al derroche y al uso ineficiente de portadores energéticos.

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