lunes, 9 de marzo de 2009

Un sen-sei de la ganadería

Por:Ernesto Pantaleón Medina / Televisión Camagüey
Quiso la fortuna que los padres de Enrique Kaida emigraran a Cuba mucho antes de que una explosión nuclear desgarrara a Hiroshima, lo que permitió que este hombre laborioso y tenaz viera su primer sol naciente no en la tierra de los samurai, sino en la de los tinajones, los extensos pastizales y la mejor ganadería vacuna de este pequeño archipiélago posado en el Caribe.
Fue en julio de l929 cuando lanzó su primer llanto y, luego de dedicarse durante casi toda su vida al cultivo de hortalizas, un buen día apostó por la diversidad agropecuaria para suerte de los camagüeyanos.

Los cebúes bermejos de la finca “Villa Carlota” (una pequeña extensión de apenas 30 hectáreas muy cerca de la capital provincial) han sentado pautas de elevada calidad genética, a partir de su primera presentación en ferias nacionales, en el año 2002.

“En el 2008, en la Feria de Rancho Boyeros, de La Habana, alcancé l0 premios con cinco animales, mientras en la de Sancti Spiritus obtuve l5 con siete de mis ejemplares”—afirma satisfecho, y agrega que en estos momentos prepara un grupo de novillos y vacas nuevas con todas las condiciones de los campeones.

Otra prioridad de los kaida es la ceba de toros, para lo cual utilizan la caña y el king grass como alimentos principales en los meses de sequía. En total son l7 los animales que pastan en las áreas de “Villa Carlota”, donde en unos seis meses alcanzarán un peso promedio de mil libras.

Los frutales también forman parte de los planes de entrega al estado, y a pesar del embate de los huracanes de los últimos meses del 2008, las plantaciones de mango se recuperan, con una prometedora floración, de la misma forma que se reanima el rebaño de ovinos, a partir de la introducción de un semental rojo cerezo de alto potencial genético.

Y en cada tarea se evidencia la obra de una familia consolidada con el trabajo, ese precioso legado de padres a hijos, y de éstos a los nietos, el menor de los cuales, aunque estudia, aporta su grano de arena los fines de semana.

Una pincelada de esa laboriosidad y perseverancia de los hijos del Japón, importada hasta el Camagüey desde la isla de Hiroshima, para bien de este pueblo que acogió a los Kaida como a hijos pródigos.

No hay comentarios: