lunes, 9 de marzo de 2009

Mujer, protagonista de la obra social y revolucionaria

Camagüey, 8 mar.- La sociedad capitalista reservaba un lugar especial a la mujer cubana antes de 1959, que partía de mantenerla de ama de casa en el hogar, de costureras, criadas en residencias de personas de solvencia económica o como tabaqueras.

La pobreza y la escasez de empleo de sus padres, de otro miembro del núcleo que actuaba como cabeza de familia, o por orfandad empujaron a mujeres desde edades tempranas a tomar el camino de la prostitución como sustento no solo de ella sino de la prole de hermanos.

Más tarde surgieron otras muchas labores, como las de comadronas o maestras, y luego las de mecanógrafas, taquígrafas y dependientas de comercio, y es válido recordar que la función de enfermería comenzó a generarse en 1899.

Un giro en la evolución histórica de Cuba: el advenimiento de la Revolución el 1ro de enero de 1959 marcó un cambio en el modo de vivir y actuar de la féminas, dejaban atrás los apelativos de pelos largos e ideas cortas, reinas del hogar, esclavas del amor o sexo débil.

Fidel Castro con su profunda acción liberadora dignificó a la mujer, ubicándolas como principal protagonista de la obra social y revolucionaria, y las organizó en una genuina institución: la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), al frente de la cual estuvo hasta su doloroso fallecimiento la Heroína de la Patria, Vilma Espín.

En la etapa de poder revolucionaria fue que se hizo realidad lo expresado por la Constitución de 1940 que daba plena capacidad civil a la mujer para regir bienes, ejercer en el comercio, la industria y en cualquier profesión o empleo deseado.

Como expresa la periodista Silvia Martínez Puentes en su libro: “Revolución Cubana: hechos más que palabras”, Cuba fue el primer país en firmar y el segundo en ratificar la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación de la Mujer (CEDAW, Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), 1979), aún sin ratificar por los Estados Unidos que se erige como paladín de los derechos humanos.

Algunas cifras revelan la autenticidad de que la mujer tiene en Cuba espacios de verdad: en el Parlamento, máximo órgano legislativo el 43,32 por ciento son del sexo femenino y más de un millón 700 mil integran la fuerza laboral con un peso esencial de técnicas (770 mil 300), de administrativas o de servicios, 432 mil 300 y una cifra superior a las 108 mil en cargos dirigentes.

No es exagerado decir que la mujer cubana ha constituido una Revolución dentro de la Revolución y que en estos días de celebración del Congreso de la FMC en la capital del país están las mejores exponentes de ellas en el quehacer de la vida económica, política y social.

Fidel no fue excluyente en esta aseveración: “… la experiencia vivida nos enseña que si un día nuestro país fuese incluso ocupado por las fuerzas poderosas, cada hombre o mujer donde quiera que se encuentre puede ser un ejército (…)”. (Tomado de Adelante Digital).

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