lunes, 9 de marzo de 2009

La caña + la maquinaria + la industria + los hombres = zafra

Por:Ernesto Pantaleón Medina / Televisión Camagüey

Los camagüeyanos tienen una enorme responsabilidad con el país para la presente zafra azucarera, y en correspondencia con los esfuerzos que en esta provincia del centro oriente del archipiélago cubano se concentran, la estrategia debe ser cumplida con la mayor exactitud, amén de las lógicas variantes que pueden requerir los altibajos de la naturaleza u otras circunstancias objetivas, esas que ponen a prueba a diario la capacidad de respuesta, la iniciativa de los hombres y mujeres que aquí habitamos.

El territorio ha recibido el apoyo necesario, de acuerdo con las modestas posibilidades de la economía nacional, agobiada por el bloqueo y por los altos precios del Mercado Internacional; de tal forma que las máquinas de corte, las llamadas “combinadas”, cuentan con el refuerzo de modernos y más productivos medios, mientras se renovaron en buena medida los equipos de tiro.

Y todo ello debe traducirse en una cabal respuesta productiva, en que hacia la industria vaya limpia y fresca (subráyese estas dos palabras) toda la caña, porque para nadie es un secreto que en los campos, si no se trabaja con eficiencia, pueden quedar cientos de toneladas que allí se pudren, debido a que el corte deja parte de los tallos, donde según los entendidos se concentra la mayor cantidad de sacarosa.

Es cierto que Cuba acusó el paso de varios huracanes de gran intensidad, que enredaron los plantones, lo que hace más difícil el trabajo con los medios mecanizados; pero precisamente ahí entran a desempeñar un papel trascendente las brigadas de macheteros, llamadas a realizar un esfuerzo excepcional, porque de eso se trata, de la necesidad de emplear al máximo todos los recursos y en primer lugar el más preciado y decisivo: el hombre.

Los colectivos obreros están motivados, tanto en el área agrícola como en la industria, y ha crecido el reconocimiento social hacia este sector tan importante para la economía (y podría decirse que para la supervivencia del país).

A la experiencia acumulada de los viejos azucareros se suma hoy el elevado nivel técnico de los miles de trabajadores que se han calificado como técnicos o profesionales, lo que proporciona una fuerza laboral con mejores condiciones para velar por la calidad del complejo proceso que es la fabricación de azúcar.

Los resultados se valorarán al final de esta tensa campaña, pero por ahora, la batalla es diaria y hay que mantenerse firmes hasta que el último central haya lanzado el pitazo que indica el cumplimiento de sus compromisos.

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