sábado, 7 de marzo de 2009

Con el mar en su nombre y en su oficio

Lourdes Pérez Navarro
lourdes.p@granma.cip.cu

Dos años de fuerte preparación fueron coronados con el éxito. Así, cuando en enero pasado recibió el certificado que la habilita para ejercer la profesión, Tamara Cobas Columbié se convirtió en la primera cubana práctico de puerto del siglo XXI.

Foto: Yaimí RaveloTal labor solo otras 20 mujeres la desempeñan en el resto del mundo, específicamente en siete países, según datos de la Asociación Internacional de Prácticos Marítimos, de la cual Cuba es miembro.

Si su vida hubiera seguido los cánones familiares, Tamara sería hoy técnica veterinaria, ingeniera agrónoma o ejercería cualquier vocación más apegada a la tierra avileña que la vio nacer. Pero los estudios la llevaron a graduarse como Licenciada en Ciencias Náuticas en la Academia Naval. Y la acercaron definitivamente al mar.

—¿De dónde viene tu vocación, acaso del hogar?

Tengo una familia bastante numerosa, pero nadie tiene que ver con el mar. Somos humildes campesinos. Mi mamá es parcelera en Ciego de Ávila. Está muy contenta con lo que hago; a mi papá lo perdí hace algún tiempo pero sé que estaría muy orgulloso también.

—¿Cómo fue el paso de la tierra al mar?

Uno va siguiendo el camino del estudio, de seguir adelante, y si se nos da la oportunidad de llegar hasta donde queremos, por qué vamos a desaprovecharla.

Cuando me licencié de las FAR busqué algo afín a mi carrera y me motivé con el trabajo de los prácticos de puerto.

—¿Qué características debe tener un práctico?

Mucha decisión, estar bien concentrado en lo que hace. No basta la preparación física, hay que dominar la técnica. La parte más peligrosa es al embarcar y desembarcar. Imagínate, tenemos que pasar de la lancha al barco —y viceversa— con las dos embarcaciones en movimiento.

—Pero es una labor muy importante, ustedes son los embajadores en el mar: reciben y despiden a la tripulación.

La primera vista del barco al acercarse al puerto es la presencia del práctico, por eso se nos exige calidad, esforzarnos para cada día demostrar profesionalidad al hacer las maniobras.

Nuestra función es garantizar la seguridad de las embarcaciones a su paso por canales, estrechos y bajos fondos, sin accidentes.

—¿Cómo lo hacen?

El momento de abordar la embarcación está establecido en los reglamentos y es diferente para cada puerto. Yo estoy asignada a la estación de Antillas, en Holguín, y atiendo las bahías de Nipe, Nicaro y Vita. En el caso de la primera, por ejemplo, recibimos la nave a una milla del faro de Punta Mayarí.

Ya a bordo conversamos con el capitán, le explicamos cómo se va a desarrollar la maniobra, cuántos remolcadores le van a asistir... todo en función de llevar al barco con seguridad hasta su destino, ya sea un atraque, un fondeo, un muelle o al mar abierto para que continúe su travesía.

—Eres la primera cubana práctico de puerto del siglo XXI.

Es un mérito que debo compartir con muchas personas, con mi familia y mi esposo que siempre están ahí dándome ánimos; con la Empresa Prácticos de Cuba, que me apoyó y me dio su voto de confianza. Y no los puedo defraudar.

El mundo náutico se desarrolla por día, los barcos van armándose de nuevas tecnologías, y nuestra profesionalidad tiene que estar a ese nivel.

—¿Y qué dicen tus colegas?

Mis compañeros en la estación de Antilla me cuidan y también pelean para que haga las cosas bien y no me pase nada.

—¿Cuál es la reacción de los capitanes cuando ven que los atenderá un práctico mujer?

Algunos han sentido temor de entregarme el barco a la hora de hacer las maniobras. El capitán es el máximo responsable de la nave y está presente el miedo de depositar una responsabilidad tan grande en manos de una mujer, cuando siempre era un hombre quien hacía esa tarea.

Ahora yo rompí el hielo y espero que comience otra etapa de mujeres prácticos. Hay una compañera preparándose en Santiago de Cuba y quién sabe si llegue el momento en que haya una mujer en cada estación; estamos demostrando que sí se puede hacer.

—¿Qué le dirías a una mujer que quiera seguir tus pasos?

Que no hay por qué tener miedo, todo está en la preparación y en la confianza que tenga en sí misma. La responsabilidad es grande, pero no hay reto que una no sea capaz de cumplir si se lo propone.

A los hombres en cualquier momento les decimos: tomen

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