miércoles, 11 de marzo de 2009

Bienvenidos a Calle G

MICHEL HERNÁNDEZ
michelher@granma.cip.cu

Foto: Raul LópezCientos de jóvenes llegaron desde bien temprano al teatro Karl Marx atraídos por una alineación de músicos cuya sola mención de sus nombres es capaz de llenar cualquier instalación: X Alfonso, Descemer Bueno, David Torrens y Kelvis Ochoa, cuatro ases de la canción cubana contemporánea que se reunieron para sumarse a las acciones por el XX Aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño, con el auspicio de la oficina en Cuba del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia y el Centro Nacional de Música Popular.

El concierto, bajo la dirección del multifacético Jorge Perugorría, tomó prestado el nombre de la Calle G, dado que "la niñez, adolescencia y juventud siempre están asociadas con calles", según comentó a la prensa el actor de Fresa y Chocolate.

"Bienvenidos a la Calle G", soltó X para comenzar un breve recorrido por el estilo híbrido de sus canciones que se articularon definitivamente a la esencia del espectáculo, respaldado por una singular escenografía que estableció numerosos puntos en común con la atmósfera nocturna de la célebre avenida capitalina. De hecho, reproducía varios elementos que son su marca registrada: los bancos levantados a un costado del escenario, rostros de muchachos que se asomaban en una pantalla disfrazados al estilo glam o dark, y chicas y chicos (miembros de Danza Abierta) que bailaban y se subían en los hombros de sus parejas.

El ex Havana eligió para salir a escena el tema Revoluxion, con el que desplegó toda la artillería del sonido X, y en un momento se hizo acompañar, además, por las cálidas voces del Coro Nacional Infantil.

Para la hora en que David Torrens irrumpió en el tablado la multitud ya había entrado en calor y muchos se dejaron seducir por melodías cargadas de historias que mueven y conmueven el alma.

Los organizadores del espectáculo también guardaban bajo la manga una grata sorpresa. Se trataba del cantante, guitarrista y compositor español Gaby Jogeix, quien se robó el protagonismo por instantes. De ascendencia francesa, afincado en Madrid, Gaby subió a las tablas sin avisar y dejó como locos a no pocos asistentes. ¿Quién iba a imaginar que, de pronto, en medio del escenario, este joven músico podía convertirse en un showman total capaz de caer en trance al pasearse por el paraíso del blues y de otros ritmos de raíz negra? Nadie, pero así es Calle G.

A esta altura ya se esperaba con expectación la entrada en escena de Descemer Bueno, uno de los músicos cubanos que tiene las ideas más claras a la hora de fusionar en los ritmos auténticos de la Isla desde una mirada universal. Salir detrás de Descemer no es para cualquiera, pero Kelvis se echó al público en el bolsillo cuando apeló a varios de sus temas de batalla: La natilla y Cuando salí de la Habana. Casi en los finales se retiró del escenario, pero regresó inmediatamente acompañado de X, Descemer y David Torrens. Y solo unos minutos después elevaron al máximo la temperatura del público con la energía y riqueza de matices de Arenas de soledad y En todas partes, canciones compuestas por X para la banda sonora de la película Habana Blues. Sus textos volvieron a establecer una fuerte sincronía entre las diversas generaciones que convivieron en el teatro.

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