La decisión adoptada por los líderes de CARICOM de condecorar a Fidel con la Orden Honoraria de la Comunidad del Caribe, es testimonio de los lazos de hermandad y solidaridad que comparten los pueblos caribeños y Cuba. Agradezco en nombre del compañero Fidel tan alto y distinguido honor.
Los cubanos sentimos profundo aprecio y gran orgullo por este reconocimiento al líder de nuestra Revolución. Es un acto que compromete aún más nuestra lealtad y agradecimiento a la herencia y las raíces caribeñas.
Hemos deliberado con profundidad y plena conciencia de nuestras responsabilidades. El intercambio sostenido confirma el compromiso común a favor de una mayor integración del Caribe. Reafirma también el mutuo reconocimiento de los importantes resultados alcanzados por medio de la cooperación en los últimos seis años.
La Declaración de Santiago de Cuba que acabamos de adoptar, recoge en su justa medida los sentimientos que nos animan, las mayores preocupaciones sobre el mundo en que nos ha tocado vivir, las prioridades en que nos empeñaremos en los próximos años y nuestro compromiso renovado de continuar colaborando activamente. Su texto es fiel reflejo de lo aquí acontecido y expresado.
Entusiasma la perspectiva de reunirnos nuevamente, dentro de tres años en Trinidad y Tobago, y de continuar la práctica de convocarnos para intercambiar sobre las preocupaciones comunes y ampliar nuestras relaciones.
Una vez más, quiero enfatizar la voluntad del pueblo y Gobierno cubanos de continuar estrechando los lazos con las naciones hermanas del Caribe, de fortalecer la cooperación en la medida de nuestras posibilidades, de trabajar hacia una mayor integración y de compartir la defensa de los intereses comunes.
Dentro de pocos días, festejaremos en esta misma ciudad, el primer medio siglo de existencia de la Revolución Cubana. Sin ese episodio trascendental de nuestra historia, de la historia del Caribe y de América, no sería posible explicar nuestros lazos de solidaridad con tantos pueblos del mundo.
Bajo el liderazgo del compañero Fidel Castro, a lo largo de cinco décadas y frente a la permanente hostilidad de los Estados Unidos, el pueblo cubano ha cultivado una vocación solidaria, caribeña y tercermundista. Ha hecho suya la causa de los pobres, los explotados y los olvidados. Ha luchado a favor de un mundo de justicia y del derecho de los pueblos a escoger su propio destino y el camino hacia el desarrollo.
Santiago de Cuba se ha honrado con vuestra presencia y feliz de acogerlos en tan importante ocasión.
Al dejar clausurada la Tercera Cumbre Cuba-CARICOM, les pido que trasladen a los pueblos que ustedes representan, el más cálido saludo de sus hermanos cubanos, desde esta histórica ciudad del Oriente de nuestra isla, enfrascado, como todo el país, en vencer los desafíos económicos actuales, alcanzar el desarrollo y continuar defendiendo a cualquier precio el derecho a la justicia y la dignidad plena del hombre.
Muchas gracias.
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