sábado, 27 de diciembre de 2008

Mayor efectividad en los pronósticos del tiempo

Orfilio Peláez

pelaez@granma.cip.cu

Cuba acaba de ratificarse dentro de la vanguardia mundial en la efectividad de los pronósticos del tiempo, al cerrar el 2008 con el 91,2% de aciertos, el más elevado desde que en nuestro país comenzó a medirse ese indicador en 1981.

El doctor José Rubiera, jefe del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, informó en entrevista exclusiva con Granma que tal porcentaje está dentro del rango alcanzado por naciones continentales altamente industrializadas, como Estados Unidos, Canadá y otras de Europa occidental, cuyas evaluaciones varían entre 91 y 93%.

La meteorología, recordó, no es una ciencia exacta y eso explica por qué en ninguna parte del mundo puede lograrse el máximo de efectividad, en lo referido al promedio anual de cumplimiento de los vaticinios.

Según explicó Rubiera, en las islas resulta más complejo hacer el pronóstico, pues hay una mayor variabilidad en las condiciones meteorológicas con respecto a la que pueda existir en los continentes. De ahí lo notorio de que cada diez partes del tiempo emitidos por nuestra institución durante el 2008, nueve hayan salido bien, indicó.

Hay países insulares de elevado desarrollo que logran del 86 al 89% de aciertos. En esa relación figuran por ejemplo Japón y Gran Bretaña.

Los datos que se toman en cuenta para evaluar la efectividad de los pronósticos son la nubosidad, lluvia, temperatura máxima y mínima, además de la velocidad y dirección del viento. Cada análisis del cumplimiento de los partes se hace mediante un programa de computación y el uso de códigos, lo cual garantiza su absoluta confiabilidad.

En el caso específico de Cuba, la etapa invernal es la más difícil, debido a la gran variabilidad provocada por los frentes fríos, las masas de aire provenientes del norte, y hasta por las condiciones particulares de una localidad, capaces de favorecer descensos notables de las temperaturas mínimas, como sucede en diferentes puntos de la llanura Habana-Matanzas.

Rubiera atribuyó este salto cualitativo en la efectividad de los pronósticos, iniciado a partir del 2003, a dos cuestiones fundamentales:

"Sin duda hay que mencionar el programa de fortalecimiento del servicio meteorológico nacional iniciado como parte de la Batalla de Ideas, que trajo consigo la introducción de importantes adelantos tecnológicos y la automatización gradual de la red de estaciones. Pero también tenemos un capital humano de máxima calificación con un relevo generacional garantizado, al sumarse jóvenes egresados de la carrera de Meteorología y de otras disciplinas."

Los tiempos en que con su acostumbrado sentido del humor nuestro pueblo hablaba del "Instituto de Mentirología", quedaron atrás para beneplácito de los cubanos.

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