lunes, 30 de agosto de 2010

Un cuento de hadas a lo cubano

[El trencito, uno de los mayores atractivos del parque de diversiones “Camilo Cienfuegos”]

Camagüey,-Cuando Alicia penetró por el hueco en el tronco del árbol, encontró al conejo blanco de grandes orejas. ¿Qué mundo es éste?, preguntó Alicia. Éste es un mundo de sueños, le dijo el conejo blanco mientras consultaba su gran reloj despertador atado al bolsillo de su chaleco por una gruesa cadena. Hay mundos de sueños buenos y malos, ripostó Alicia. Sí, respondió el conejo blanco, pero cuando hay música, colores y niños siempre será un buen sueño.

A los recién llegados a ese mundo de fantasía, justo después de la entrada custodiada por un par de soldaditos de plomo, nos esperan los coches con su locomotora azul, rojo y naranja cuya vía circunvala el amplio espacio, como quien abre un catálogo de áreas de ensueños con sus máquinas voladoras, escarabajos y unicornios. Hay para todos los gustos, porque si se quiere oportunidad para la audacia allí están las vertiginosas tazas y más allá, los futuros marinos pueden soñar con navegar en bergantines surcando un mar atrapado en el estanque, y todo a la sombra de añosos árboles de la flora antillana en multitud de especies.

[Vertiginosas naves atraen a grandes y a chicos ] Las lluvias y la tarea tenaz de sus trabajadores permitieron recuperar uno de los más hermosos espacios de nuestra ciudad, el parque de diversiones Camilo Cienfuegos, arbolado y siempre verde jardín que en este período de vacaciones escolares es visita obligada de miles de familias.

EL BLOQUEO NO ES SÓLO CONSIGNA

Luego de un programa de recuperación técnica de casi dos años, en el que colaboraron numerosas empresas e instituciones, los equipos del parque lugareño, abocados algunos de ellos a la desaparición tras años de explotación y sin oportunidad de piezas de repuesto o agregados, comienzan otra vez a funcionar. Sólo el ingenio criollo sabe lo que fue necesario hacer allí para mantener en servicio la instalación, reabierta ahora para la temporada vacacional en que la ciudad regaló de nuevo a los niños este magnífico complejo recreativo.

Inaugurado hace 34 años, el 18 de julio de 1976, aquel parque de tecnología japonesa y lo más moderno en su tiempo, fue objetivo estratégico, ¿por qué no?, de la desidia de los palafreneros que arrastran guerras. Si fuera posible borrar una sonrisa infantil, allí están ellos. El bloqueo, que no es sólo consigna y sí realidad constante y sonante, lastimó de muchas formas nuestro parque de diversiones, al extremo que estuvo a punto de quedar paralizado.

Sólo la solidaridad y la identidad lograron estos resultados que hoy, revertidos en alegría infantil y satisfacción ciudadana, cosechan el reconocimiento del pueblo.

¿UN ZOOLÓGICO, POR QUÉ NO?

Abierto en su actual plena capacidad el pasado 18 de julio, de nueve de la mañana a siete de la tarde, el parque Camilo Cienfuegos ha recibido la visita de miles de personas que, con independencia del disfrute de las instalaciones, cuentan con un respaldo gastronómico que merece reconocimiento por su variedad y constancia.

Nos lo dice Carmen Luz Trujillo, una joven mamá trabajadora ferroviaria: “Las ofertas son variadas, incluso comidas que van más allá de dulces y refrescos. Esto es magnífico porque te puedes pasar aquí todo un día con los muchachos sin ponerte a pensar adónde almorzar”.

“Nosotros somos de Nuevitas —comentó Leonardo Hernández Manresa, quien con su familia (un batallón, como dice él) llegó directo al parque infantil— estábamos interesados en verlo cuando leímos en la prensa que se había vuelto a abrir. Es sorprendente lo que se ha logrado. Muy lindo. Ahora hay que cuidarlo”.

“¿Sabes que le falta algo?”. Marina Nieves y Joanny Estrada, estudiantes de la Universidad Pedagógica, nos lanzan el reto de la pregunta. Han traído a sus tres pequeñas sobrinas a pasar el día en el parque y ya lo han recorrido casi todo. “Pues un zoológico, proponen, espacio hay”.

Pues sí, un zoológico, no uno grande, sino el mismo que se encuentra en el Casino Campestre y sobre el cual, en el sitio actual, pende la Espada de Damocles de las inundaciones del inmediato río Hatibonico. Por otra parte, nos dirá un zoólogo, fuera del centro de la ciudad los animales tendrían menos estrés, mayor contacto con la Naturaleza, más tranquilidad y descanso, pues no es difícil imaginar cuánto padecen esos ejemplares en las noches del Casino en tiempos de ceremonias.

OTRAS PRESENCIAS NECESARIAS

Junto a los aparatos de diversión en este verano están presentes Cultura, la Oficina del Historiador de la Ciudad y el INDER, quienes sobre el retablo ofrecen su arte y de sus actividades lo mejor, y también la Cruz Roja con personal especializado de guardia permanente. Vale mencionar al “tren de la alegría”: coches tirados por un tractor que realiza el viaje al parque desde el reparto Julio Antonio Mella y el Casino Campestre en ida y vuelta, y contribuye al movimiento de pasajeros de forma que siempre se agradece.

Cándida Díaz Torres, la experimentada directora de la instalación desde hace quince años, y quien también dirige los destinos del Casino Campestre, se siente satisfecha. Desde la puerta de su departamento, muy cerca del estanque de los flamencos, tiene una amplia vista de la instalación. Dispersos en el área, 97 trabajadores se aplican en llevar adelante cada jornada con igual eficiencia y con profesionalidad en cada puesto, por humilde que parezca. “Concluimos el plan de verano el 5 de septiembre para regresar al programa habitual. Hay una etapa de mantenimiento para la que nos preparamos. Las experiencias de este año han resultado muy beneficiosas para todos”.

El hombre que arreglaba el avión pensó que aquello estaba bien, que sería bueno construir un inmenso parque de diversiones donde en vez de aparatos brillantes que nunca dejaban de dar vueltas, hubiera cuanto la imaginación de los niños fuera capaz de crear. Por supuesto que tendríamos elefantes blancos y carruseles dando la vuelta al mundo. El Principito se rió de aquellas ideas, no por burla, sino porque él mismo, en su lejana luna, había tenido esa fantástica idea.(Eduardo Labrada Rodríguez)

No hay comentarios: