Por Noel Manzanares Blanco / Televisión Camagüey
Seguramente, el próximo 29 de octubre, una vez más, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) repudiará el criminal Bloque impuesto por el Águila Imperial al Verde Caimán. Razones sobran para tal veredicto.
Es cierto que la Administración de Barack Obama anunció el pasado abril medidas para suprimir algunas de las acciones más brutales del régimen de Bush, el hijo, que prohibían a cubanos residentes en los Estados Unidos (EE. UU.) la posibilidad de visitar y de enviar ayuda sin limitaciones a sus familiares en Cuba.
Sin lugar a dudas, estas medidas constituyen un paso positivo y, al mismo tiempo, extremadamente limitado e insuficiente. Por ejemplo, lo anunciado incluyó la autorización para que empresas estadounidenses realicen determinadas operaciones de telecomunicaciones con Cuba, pero sin modificar otras restricciones que impiden su aplicación.
Como si fuera poco, brillan por su ausencia los actos dirigidos a que el gobierno yanqui ponga fin a la práctica desvergonzada y extendida de despojar fondos cubanos congelados en bancos norteamericanos y otros bienes, al amparo de órdenes de jueces venales que violan sus propias leyes. Ello apenas es una muestra.
Cuba ha reiterado en diversos escenarios que el Presidente de EE. UU., pese a la existencia de leyes como la Torricelli y la Helms-Burton, conserva amplias facultades ejecutivas, como las licencias, mediante las cuales podría modificar la aplicación del Bloqueo.
Si existiera una verdadera voluntad de cambio, el gobierno del Norte podría autorizar la exportación de bienes y servicios cubanos a los Estados Unidos y viceversa, amén de permitirnos adquirir en cualquier parte del mundo un producto que contenga componentes o tecnología norteamericana, con independencia de su marca u origen.
Asimismo, se podría suspender la prohibición a embarcaciones de terceros países de atracar en puertos estadounidenses hasta 180 días después de haber tocado un puerto cubano, y otorgar luz verde para que sus ciudadanos, mediante licencias, puedan viajar a Cuba —único país del mundo que se les prohíbe visitar.
También, el Departamento del Tesoro podría abstenerse de perseguir, congelar y confiscar las transferencias de terceros países en dólares estadounidenses y otras monedas, dirigidas a entidades y nacionales cubanos; y paralelamente suspender la persecución a las empresas y entidades financieras que comercian y operan con Cuba.
El propio Departamento del Tesoro ha informado que casi la mitad del dinero recaudado por su Oficina de Control de Activos Extranjeros a partir de enero de 2009, procedió de las sanciones aplicadas a empresas estadounidenses y extranjeras por supuestas violaciones del Bloqueo económico contra Cuba.
Inequívocamente confirma la carencia de una verdadera voluntad de cambio, una cable de EFE fechado en Washington el pasado 15 de Septiembre, en el que se da fe de que el presidente de EE. UU., Barack Obama, continúa la política de Bloqueo a Cuba de sus predecesores, con la prórroga de las sanciones de la Ley contra el Comercio con el Enemigo.
Según esa agencia de prensa española, la Casa Blanca informó en un escueto comunicado que Obama suscribió cuatro días antes un memorándum a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el titular del Tesoro, Tim Geithner, en el que afirma que "la continuación durante un año de estas medidas referentes a Cuba conviene a los intereses nacionales de Estados Unidos".
Vale recordar que la Ley contra el Comercio con el Enemigo data de 1917, se aprobó con vistas a la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial y prohíbe que las firmas estadounidenses comercien con países que ellos consideran hostiles. Es la misma que se utilizó en 1963 para imponer formalmente la Guerra Económica vs. Cuba.
Entonces, el hecho cierto e indiscutible es que el presente Ejecutivo del “Norte revuelto y brutal” permanece sin atender el reclamo abrumador de la comunidad internacional, expresado en la Asamblea General del más universal foro mundial desde hace casi dos décadas, para que se ponga fin al Bloqueo contra Cuba. Otro tanto sucede respecto a nuestros Cinco Héroes.
Como expresé a pocos días de las últimas elecciones presidenciales en la vecina nación del Norte, “la pregunta que salta a la vista es si los proyectados cambios —con y sin comillas— que Barack Hussein Obama promulga serían capaces de eliminar la influencia de la extrema derecha yanqui y sus aliados de la Florida. La posible respuesta: si él fuera capaz de coronar una política civilizada hacia la nación cubana, en ese contexto cobraría fuerza el denominado carril dos (el Lobo vestido de Caperucita Roja —como se derrumbó el Socialismo en la ex Unión Soviética). Por tanto, se vislumbra una relativa ruptura de lo Made in USA y una absoluta continuidad del intento de desmontar nuestra Patria revolucionaria y socialista”.
En cualquier caso, deseo exclamar: ¡Ojalá que una nueva condena de la Asamblea General de la ONU al más largo Bloqueo que registra la Historia y que encabeza EE.UU., sea recepcionada en correspondencia con el reclamo universal!
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