sábado, 24 de octubre de 2009

Jefes militares de Obama cargan un historial de corrupción

Robert Parry, Andrew Hughes, Allan Nairn y Roxana Tiron

Al mantener Obama al republicano Robert Gates como secretario de Defensa puso a los jefes militares de la administración Bush en posiciones clave del Pentágono. Durante los últimos dos años de Bush, Gates fue el ejecutor dominante de la última oleada de la guerra en Iraq, después que reemplazó a Donald Rumsfeld.

Los nombramientos de Obama en Defensa e Inteligencia beneficiaron a muchos de los peores elementos de la política de seguridad nacional de las últimas tres décadas. También contradijeron sus principales argumentos de campaña respecto a una "inteligencia politizada" y "falta de transparencia". El currículo de "décadas de experiencia" que cargan estos jefes, está lleno de faltas éticas, mentiras al Congreso y "conflictos de intereses" en la puerta giratoria, que une al gobierno y al complejo militar-industrial. Aunque Obama prometió mantener a los cabilderos fuera de los altos cargos del gobierno, muchos nombramientos beneficiaron a ex lobbystas o ex consejeros de corporaciones, que hacen negocios directamente con el Pentágono. Y el nuevo comisionado de Defensa, William Lynn, todavía no explica cómo desaparecieron 3,4 millones de millones de dólares (billones españoles o trillones sajones) cuando fue interventor del Pentágono.

La carrera de Robert Gates refleja la puesta en marcha de posiciones neoconservadoras y también le resta credibilidad al plan de Obama para un retiro organizado de las tropas de EE.UU. Su historial como oficial de inteligencia de carrera comenzó bajo Nixon. Pero, como indica la crónica de Robert Parry (en ConsortiumNews.com), cuando ocupó altos cargos en la CIA en los años 80, bajo Reagan, tiró por la borda el concepto de inteligencia objetiva de la división analítica de la agencia de espionaje.

La audiencia en el Congreso de confirmación de Gates como director de CIA de George H.W. Bush en 1991 escuchó a un flujo extraordinario de oficiales CIA de carrera que contaron historias internas acerca de cómo este personaje había corrompido la producción de inteligencia. También hubo preocupación por el papel de Gates en los engaños al Congreso respecto a las operaciones secretas Irán-contras a mediados de los años ochenta, un obstáculo que obstruyó a Gates el más alto cargo en la CIA cuando murió Casey en 1987. Gates condujo la ayuda a Saddam Hussein durante la guerra de Iraq-Irán, abasteciéndolo secretamente de armas químicas, armamento y equipo.

El 21 de enero del 2009, Obama firmó y puso en vigor un decreto que fijó reglas éticas más rigurosas, al prohibir el ingreso a cargos de las reparticiones del gobierno a los cabilderos que habían hecho lobby durante los dos años anteriores.

Apenas dos días después, el 23 de enero, la Casa Blanca anunció que sus nuevas reglas éticas duras no se aplicarían al candidato a comisionado de la secretaría de Defensa, William Lynn, quien fue vicepresidente "senior" para operaciones y estrategias de defensa gubernamentales de la gigante industria de defensa Raytheon y estuvo registrado como lobbysta de esa misma corporación hasta julio del 2008.

Raytheon, la quinta compañía de defensa más grande de EE.UU., vendió radares de misiles, sensores, municiones, sistemas espaciales y otras tecnologías al Ejército y a otras agencias gubernamentales por el valor de 18 000 millones de dólares anuales.

El senador republicano por Iowa, Charles Grassley, se opuso fuertemente al nombramiento de Lynn aduciendo "prácticas consideradas muy cuestionables que obviamente no favorecían al interés público" mientras se desempeñó como contralor del Pentágono durante la administración Clinton.

En el ejercicio fiscal 1999, el departamento de Defensa reportó la desaparición de 2,3 billones (millones de millones) y en el año fiscal 2000 el mismo ministerio divulgó la ausencia de otros 1,1 billones. En total se "perdieron" 3,4 millones de millones de dólares del contribuyente, todo esto bajo el ojo vigilante del mismo William Lynn, que ahora pasó a través de la puerta giratoria que une al departamento de Defensa y al complejo militar industrial.

Como Director Financiero del departamento de Defensa, Lynn fue responsable de toda la administración e información presupuestaria.

Entre otros jerarcas militares, con un oscuro pasado de corrupción, mentiras y conflictos de intereses, que gravitan ahora sobre la administración Obama, tenemos a Robert Hale, nuevamente designado como subsecretario de defensa (controlador), y el almirante Dennis Blair, seleccionado para dirigir la Dirección de Inteligencia Nacional, que supervisa a las 16 agencias de inteligencia (incluida la CIA).

También figuran en este selecto apartado de baja reputación el ex general de cuatro estrellas James L. Jones, designado como cabeza de la Agencia de Seguridad Nacional, para servir debajo de Blair. En cuanto a la significación de "El peligro de conservar a Robert Gates", esa temprana decisión del presidente electo Obama fue la primera indicación clara de que no divergiría dramáticamente de las políticas de seguridad nacional del presidente Bush. También reveló que Obama no tenía ninguna intención de desafiar la falsa narrativa de Washington, dominada por los republicanos durante las décadas precedentes.

En su lugar, con la retención de Gates, Obama dejó en claro que evitaría la clase de conflictos que pudieron haber puesto a Estados Unidos en un curso totalente distinto. En efecto, se inclinó por preservar el status quo.

(fragmentos tomados de Argenpress)

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