Por María del Carmen Fuentes. Televisión Camagüey
El corneta toca silencio, “morir por la patria es vivir” reafirma el Himno Nacional y tres tiros de salvas surcan el cielo. En el Panteón de los caídos por la defensa de la Necrópolis de Camagüey, se evoca la virtud del Capitán de Corbeta Roberto Aguilar Reyes. Quince años atrás murió asesinado en la ensenada de Lazareto, en la noroccidental bahía de Mariel por el secuestrador del ferro cemento de la Marina de Guerra Revolucionaria que él tripulaba.
El delincuente Leonel Macías González estimulado por la Ley de Ajuste Cubano, fue recibido como un héroe en los Estados Unidos y no recibió el castigo que le correspondía según las leyes de ese país, contra la piratería aérea y naval. Aún hoy goza de la libertad.
El dolor de su familia y de su pueblo no ha sanado y recordarle como un hombre digno más que un deber se convierte en justeza moral, cuando la legal es inexistente.
Roberto Aguilar Reyes, sufrió las consecuencias de la vil política estadounidense contra nuestro país. Ese terrorismo, contra el cual siguen luchando con su ejemplo de resistencia nuestros Cinco Héroes presos injustamente en las cárceles imperiales, y que tantos sufrimientos ha provocado entre los cubanos.
Las actitudes de mártires del pueblo como Roberto, alimentan nuestro espíritu de combate contra el mismo enemigo que no cesa en sus empeños.
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