La voluntad del legítimo presidente hondureño y de la dignataria sudamericana, así como de los dirigentes de esos organismos internacionales, se expresa pese a que en Tegucigalpa, el presidente provisional, Roberto Micheletti, instaurado gracias al golpe militar, ha advertido de que existen órdenes judiciales de detener a Zelaya en el momento en que pise suelo hondureño. "Si quieren matarme o reprimir las protestas, que lo hagan delante del mundo", respondió Zelaya antes de viajar a Nueva York.
Pese a las declaraciones de las autoridades golpistas, cada vez es mayor la presión diplomática, tanto en América Latina como en el resto del mundo para que se reinstaure al presidente depuesto de forma ilegal. La condena al golpe militar ha sido unánime y se conoció ya que el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, ha anunciado que suspende todos los programas de crédito a Honduras y que trabaja con la OEA en una solución a la crisis.
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