Por: Ernesto Pantaleón Medina / Televisión Camagüey
Hacia el sudeste de Camagüey, y alejado de la cabecera provincial unos 45 kilómetros, se ubica un municipio de nombre aborigen: Najasa, territorio surgido luego de la División Político Administrativa llevada a cabo en Cuba en l976.
Según los estudiosos, la palabra viene de la voz “Najasí” , un árbol que en tiempos de la conquista abundaba en la zona.
Hasta l976, era un discreto asentamiento fundado por ganaderos y agricultores, y con una gran dispersión habitacional en cientos de “bohíos”, sencillas viviendas de madera y techo de palma, características de los campos cubanos. Eran mínimos los servicios de agua corriente y alumbrado, mientras los viales constituían un verdadero problema: nubes de polvo en la estación seca, y lodazales en los meses lluviosos.
Pero todo cambió de forma vertiginosa: surgieron edificios, caminos, escuelas de primaria y secundaria, círculos infantiles, hogares maternos para embarazadas, una policlínica integral con numerosos servicios y decenas de consultorios para médicos y enfermeras de la familia, y algo muy importante: infinidad de fuentes de empleo.
Los resultados económicos, termómetro eficiente para medir el ascenso de cualquier conglomerado humano, ascendieron año tras año y aún hoy, cuando la crisis galopa por el mundo, se comportan por encima de lo planificado y crecen en relación con los registros del 2007, a pesar de ser una de las regiones que con mayor fuerza azotó el último de los huracanes, en noviembre.
Indicadores como los niveles de utilidad, por ejemplo, aumentan al mismo tiempo que se reducen las pérdidas, y la circulación mercantil logró la cifra más alta de la historia. La producción de leche alcanzó el año precedente más de 7 millones de litros, 5 % superior a lo reportado en la etapa anterior, y sobrepasan las cifras previstas la carne y el pescado, por sólo mencionar algunos renglones.
Los saldos son halagüeños en la ganadería y la agricultura en general, no obstante la sequía que afecta a ambas ramas, las principales del territorio.
Y sectores como la cultura, y la educación exhiben avances considerables, lo que no quiere decir que el paraíso terrenal esté en Najasa, queda mucho por hacer, y se trabaja duro, pero con entusiasmo y confianza en el elemento fundamental de cualquier obra: el hombre.
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