domingo, 3 de mayo de 2009

“La papa ayuda”, pero exige del hombre

por Ernesto Pantaleón Medina / Televisión Camagüey

¿Quién duda la veracidad de la frase que empleamos los cubanos para proclamar las innumerables bondades del tubérculo?

Y es que la papa, a sus propiedades nutritivas, suma una extensa variedad de platos que pueden confeccionarse con ella, muchos de los cuales pueden prepararse con extraordinaria rapidez, así que “ayuda” al logro de una comida casi improvisada, como el puré, hasta las más elaboradas con rellenos, o las siempre agradecidas y celebradas “papitas fritas”.

Pero no queda ahí agotado el tema, porque ese producto agrícola demanda del hombre, desde el mismo momento de la preparación de las tierras para su siembra, hasta los tres meses que tarda la cosecha, o la recogida en los campos, la debida atención y cuidado con la aplicación de los fertilizantes y herbicidas específicos, los plaguicidas, el riego, y un buen número de faenas que componen la tecnología “papera”.

Llega el momento esperado en que los tractores, con sus implementos, extraen el tubérculo de la tierra, y la tarea, ahora manual, es colocarlo en sacos que luego se cargan en rastras, para su traslado a los mercados, los almacenes de acopio y a los (una palabra trascendente) frigoríficos.

Porque es en estos establecimientos donde se conserva durante meses, para garantizar la distribución con regularidad, y no agotar la producción en unas pocas semanas de “pico” de cosecha.

En Camagüey, la campaña comenzó el diez de marzo, y se extiende hasta finales de abril. Hasta la fecha los frigoríficos del territorio han recibido y almacenado cuidadosamente en neveras apropiadas, casi 5 000 toneladas métricas, a razón de 4 500 sacos diariamente.

“Para estos objetivos, contamos con l2 cámaras refrigeradas, de las cuales ya se han completado seis” explica José Espinosa, el director de la Empresa Provincial, y agrega que este año se recibieron montacargas y compresores nuevos, además de la reparación de aquellos medios que presentaban alguna deficiencia en su funcionamiento.
Edel Batista, estibador, recalca el esfuerzo que realizan desde temprano en la mañana hasta la caída de la tarde, lapso en que manipulan hasta 800 sacos de aproximadamente cien libras cada uno. “Eso sí, el salario se corresponde con la dura tarea, pues al estar vinculado el pago a los resultados, devengamos hasta 600 u 800 pesos mensualmente”, asegura.

Y es tal la habilidad de estos hombres que en pocos minutos descargan camiones que contienen 500 y más sacos.

En la actualidad, la papa que arriba a la provincia de Camagüey procede de Villa Clara, Cienfuegos y Ciego de Avila, y a juicio de los entendidos, la calidad del producto es óptima.

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