jueves, 23 de julio de 2009

26: Victoria de las ideas

Por: Lilieth Domínguez Quevedo

Recuerdo imperecedero a Frank País y Raúl Pujols
Servicio Especial de la AIN

El 30 de julio de 1957, en el callejón del Muro en Santiago de Cuba, cayeron mortalmente heridos por la tiranía batistiana el joven maestro normalista Frank Isaac País García y Raúl Pujols, comerciante de la céntrica Plaza de San Bartolomé.

La ciudad se encontraba en un clima de efervescencia revolucionaria debido a las recientes victorias rebeldes en la Sierra Maestra, y al desarrollo de audaces acciones que incrementaron el grado de conciencia revolucionaria en la población.

Transcurría la tarde cuando las fuerzas policiales practicaban un registro por las casas ubicadas en la entrecalle de San Germán, San Francisco y Callejón del Muro, cercano al lugar donde se encontraban reunidos jóvenes del Movimiento 26 de Julio junto al líder clandestino Frank País.

Al recibir el aviso, este ordenó a los demás compañeros que abordaran el auto y se retiraran, entregó documentos importantes a las mujeres con la indicación de evitar que cayeran en manos de la tiranía, salió caminando junto a Pujols, en la creencia de evadir a la policía.

Anduvieron algunas calles cuando uno de los guardias les ordenó detenerse y, luego de ser reconocidos por otro de los integrantes del comando, ambos fueron golpeados hasta quedar inconscientes.
El cuerpo de Raúl fue ametrallado, y a Frank lo arrastraron hasta el Callejón del Muro, donde fue acribillado a balazos.

A sabiendas del prestigio y amor, admiración y respeto ganado por Frank en su pueblo, la tiranía intentó callar su muerte y trasladaron los cadáveres al cementerio Santa Ifigenia, donde con el mayor sigilo pretendían inhumarlo.

Pero antes de que consumaran el hecho un grupo de mujeres santiagueras lideradas por Rosario García, la madre del líder revolucionario exigió la entrega de los cadáveres ensangrentados.

La condena del pueblo cubano se hizo patente con la huelga general y el gigantesco funeral donde se entonó el Himno Nacional, bajo una lluvia de flores, País fue vestido con el glorioso uniforme verde olivo, en sus hombreras se colocaron las insignias de coronel, y se dispuso sobre su pecho una boina rojinegra y una flor blanca.

Entonces supo el pueblo de Santiago, y el de toda Cuba, quién era Frank País García, cuánto había en él de grande y prometedor, que conminaba a batallar sin tregua contra la dictadura batistiana. (Por Lilieth Domínguez Quevedo)

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