Por: Noel Manzanares Blanco | Televisión Camagüey
El pasado 12 de junio, sesionó la VI Cumbre de Petrocaribe en Basseterre, San Cristóbal y Nieves, ocasión en la que los Jefes de Estado y de Gobierno de las naciones integrantes de esta agrupación de integración regional hicieron pública su Declaración Final. Una mirada a la letra del documento emanado de la magna cita, da fe de su valía de cara a la convulsa situación internacional.
La Declaración de marras reconoce la necesidad de unir esfuerzos en los países de América Latina y el Caribe para combatir los efectos perniciosos de la crisis económica global, así como los importantes resultados y avances logrados en la región, especialmente en el ámbito social y energético, como fruto de la articulación de programas e iniciativas de cooperación entre nuestras naciones.
Asimismo, considera que las consecuencias de la actual crisis económica global requieren de un trabajo arduo y conjunto por parte de los miembros de Petrocaribe, a fin de establecer medidas que impacten positivamente en las economías de nuestros pueblos, para así continuar avanzando en la consolidación de la independencia y el desarrollo de la región; al tiempo que significa los logros y avances en la profundización de nuevos sectores como agroalimentarios, la petroquímica, la capacitación, entre otros, que han contribuido con el fortalecimiento de la organización.
Digno es resaltar cómo Petrocaribe se relaciona con otros organismos de integración regional. Como reflejo de ello, la Cumbre en cuestión acoge con beneplácito las resoluciones aprobadas por el V Consejo de Ministros de Petrocaribe, particularmente la relativa a la creación de un fondo integrado Petrocaribe, alimentado por la porción financiada de la factura petrolera a través del Banco de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), considerando los principios de solidaridad, complementariedad y respeto a la soberanía de los países.
Para ofrecer una idea más exacta de la pertinencia de lo anteriormente expresado, me remito a lo confesado por el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, según publicó elpais.com el día 24 de mayo anterior: "La probabilidad de una Gran Depresión es baja, pero nunca nula". "Se habla de 'brotes verdes', pero nadie sabe con certeza qué va a suceder". "Hay una crisis alimentaria que no se ha calmado tanto como la gente cree".
Un aparte merecen los dos párrafos finales de la VI Cumbre de Petrocaribe:
“7. Acoger la propuesta de República Dominicana de presentar a la próxima Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas al mecanismo Petrocaribe como un ejemplo exitoso de lo que debe ser la cooperación Sur-Sur.
“8. Reconocer que Petrocaribe no es sólo un escudo, es una espada que abre caminos a nuestros pueblos frente a las potencias más poderosas del mundo, es un mecanismo importante de cooperación justa y solidaria que supera cualquier esquema tradicional de comercio.”
Como es conocido, a la Asamblea General prácticamente le resultaba casi imposible mezclarse en temas económicos tan decisivos para la comunidad internacional como las finanzas y el comercio mundial, asuntos reservados para el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial de Comercio (OMC), con toda la retahíla de consecuencias negativas para los países del Tercer Mundo.
Entonces, cuando a finales de este mes la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) examine lo concerniente a la crisis multilateral que afecta a todos los habitantes de la Tierra, todavía más a la mayoría desposeída, se presentará una oportunidad para apreciar que es en el marco del G-192 (todos los integrantes de la ONU) donde mejor se puede decidir qué hacer, aunque allí estén presente además los integrantes de otros grupos de trabajo de los pudientes.
Quedará corroborado que Petrocaribe es un ejemplo para el Sur.
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