jueves, 5 de febrero de 2009

El techo de la cosecha

La campaña tabacalera entra en la etapa de máxima intensidad

Ronald Suárez Rivas

Como si le remordiera la conciencia después de provocar tanta destrucción, la Naturaleza parece decidida a compensar a Pinar del Río con la mejor cosecha tabacalera de los últimos años.

Aún a medio techar, cientos de casas de curación ya son utilizadas.

Desde Sandino hasta Los Palacios, a lo largo de las casi 1 400 caballerías dedicadas al cultivo, la buena salud de las plantaciones constituye un rasgo común. Por ello, aunque todavía no se habla de cifras, se afirma que tanto en volumen como en calidad, esta podría ser la campaña más provechosa de la última década.

Así lo corroboran los productores. Armando Meneses, por ejemplo, quien en el 2008 obtuvo un rendimiento de 600 quintales por caballería (más del doble de la media en Vueltabajo), asegura que este año la producción será superior.

Unas 3 500 piezas de madera viajan cada día por ferrocarril hasta las zonas tabacaleras.

"Estamos ante una gran cosecha, como no recuerdo otra igual desde que era niño", coincide Rogelio Ortúzar, un experimentado veguero con más de cuatro décadas en el oficio.

Pero, a pesar de que un clima óptimo favorece la fase agrícola, las secuelas de numerosos obstáculos en el inicio, siguen haciendo de esta una campaña compleja.

Más de 3 400 carpinteros tienen el reto de terminar en febrero las casas de curación que demanda la cosecha.

"Primero fueron los huracanes, que dejaron estragos en 7 591 casas de curación (secado) —recuerda Enrique Cruz, director provincial de Tabaco—. Luego, las lluvias registradas durante casi todo el mes de octubre retrasaron la preparación de tierras, dañaron semilleros y obligaron a precipitar la siembra sin el escalonamiento adecuado".

De modo que enfrentar al mismo tiempo los rigores de la cosecha y la reconstrucción de la infraestructura que la sustenta, sigue siendo una batalla contra el calendario.

Del bosque al surco

La tarea sería gigantesca, incluso si hubieran tenido a mano la maquinaria adecuada; pero los trabajadores del sector forestal, sobre quienes recae la responsabilidad de garantizar la madera que demanda la recuperación, disponen de un único recurso seguro: el hombre.

"Hemos afrontado dificultades con los viales, las motosierras, los equipos de extracción, por lo que se ha tenido que apelar a la tracción animal y manual", afirma Ángel Ramos, director de la empresa Macurije, en Guane, encargada de aportar el grueso de las 800 000 piezas de madera y los 52 500 horcones que se precisan.

Hace siete años, cuando los huracanes Isidore y Lili azotaron a Pinar del Río, Macurije desempeñó un papel similar, pero en esta oportunidad la tarea es más complicada.

"Los bosques para talar ahora están más intrincados, a veces en lo alto de las montañas, y eso dificulta tanto el corte como el traslado de la madera hasta el tren", explica Ramos.

A pesar de ello, unas 3 500 piezas son embarcadas diariamente por ferrocarril hasta las zonas tabacaleras, principalmente de Consolación del Sur, la más dañada de todas.

El esfuerzo ha permitido mantener el pronóstico inicial de concluir en febrero la reanimación de la infraestructura comprometida para la campaña.

Sin embargo, después de esa fecha la actividad forestal seguirá en los primeros planos. "Tras concluir el tiro de madera habrá que concentrarse en el corte de cujes para el ensarte. Ese también constituye un tema delicado, porque como consecuencia de los ciclones, el nivel de reposición es muy alto", explica Enrique.

La campaña en hora pico

Ni las 4 012 casas de curación terminadas hasta el momento, ni los locales que se han habilitado precipitadamente, son suficientes.

La avalancha de hojas que arroja ya la cosecha ha inundado las capacidades disponibles en la provincia, y obligado a apelar a todo tipo de iniciativas que ayuden a aliviar la situación.

Algunas cooperativas han optado por alterar la secuencia de reconstrucción e ir techando solo una parte de las casas, a fin de crearle a cada productor un mínimo de espacio.

También se han acondicionado escogidas, almacenes, e incluso se instalan tendales, especie de tendederas al aire libre, para ubicar las hojas acopiadas mientras se crean capacidades de curación.

Los altos rendimientos hacen que hasta en lugares como la Cooperativa de Créditos y Servicios 26 de Julio, de Consolación del Sur, donde hoy existen más aposentos que antes de los huracanes, no se descarte la posibilidad de tener que recurrir a tales alternativas.

La entrada de la recolección en su etapa de máxima intensidad —que se prolongará hasta mediados de marzo— encuentra a alrededor de 60 000 personas en función de la campaña. No obstante, el pico que podría generarse en las próximas semanas, cuando entren en cosecha muchos de los campos donde la siembra no se pudo escalonar, seguramente elevará esa cifra.

El clima que ha prevalecido en los tres últimos meses, influyó en el giro favorable luego de una arrancada incierta, aunque no es el único factor.

"También tiene que ver la estrategia para este año, con variedades más resistentes, para minimizar los daños que en ocasiones anteriores causaron algunas enfermedades", agrega Enrique. Pero, el estado del tiempo o los manejos fitosanitarios habrían tenido escaso valor sin los miles de hombres y mujeres que han puesto todo su empeño para levantar con sus manos lo que la naturaleza les arrancó de golpe.

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