José Ramón Machado Ventura instó a ser flexibles en el trabajo de la organización y a desplegar una labor más individualizada en cada CDR.
En la labor de la organización hay que cambiar métodos y estilos de trabajo. El enfrentamiento al enemigo es en esencia el mismo, pero la situación actual exige mayor combate ideológico, se evidenció en el debate. Envió Raúl carta a los delegados
«Me mantendré muy al tanto del desarrollo y resultados de este Congreso. Un fuerte abrazo a todos». Fueron las palabras de despedida de la misiva que el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro Ruz, hizo llegar a quienes tomaron parte en el VII Congreso de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), cuya apertura tuvo lugar este sábado en el capitalino Palacio de las Convenciones.
El miembro del Buró Político y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, José Ramón Machado Ventura, dio lectura a la breve carta de Raúl, quien se encuentra realizando una visita oficial a la República Bolivariana de Venezuela, para luego asistir a la Cumbre de América Latina y el Caribe que se celebrará en Salvador de Bahía, Brasil.
En su mensaje, Raúl recordó que la defensa de la Revolución sigue siendo la tarea principal de la organización de masas que nació hace más de 48 años, fundada por Fidel. Resultó emotivo ese momento del acto inaugural en el cual estuvieron Esteban Lazo Hernández, miembro del Buró Político y vicepresidente del Consejo de Estado; Carlos Lage Dávila, vicepresidente del Consejo de Estado y secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros; otros miembros del Buró Político y del Secretariado del Comité Central del Partido, así como dirigentes de organizaciones políticas y de masas.
Dos símbolos colocados en el escenario acompañaron la primera jornada en plenaria: la boina usada por Fidel en el acto central por el quinto aniversario de los Comités; y una réplica del yate Granma entregada por Raúl a la organización de masas en ocasión del aniversario 45 de la misma. En las palabras de apertura del Congreso, el coordinador nacional de los CDR, Juan José Rabilero Fonseca, expresó que los ciclones no pudieron impedir al pueblo cubano la celebración de su magna cita, y resaltó la solidaridad, altruismo y el ejemplo que la Isla ha dado al mundo mientras se recupera de la destrucción provocada por tres meteoros.
«Ello solo es posible —afirmó Rabilero— en una sociedad como la nuestra, donde a pesar del bloqueo se lucha por conquistar toda la justicia».
El Coordinador Nacional hizo alusión al informe central del VII Congreso, donde se hace un recuento de lo realizado por la organización desde la cita anterior. Entre las prioridades de trabajo, el dirigente mencionó la labor preventiva con las familias, la lucha contra el delito y las indisciplinas sociales, las labores en la producción de alimentos, el ahorro, el proceso eleccionario del Poder Popular y la preparación para la defensa, entre otras tareas.
Rabilero no pasó por alto que la organización necesita un mejor funcionamiento de la política de cuadros, una emulación más sistemática y un fortalecimiento de la vigilancia nacional revolucionaria. Particularmente sobre ese último desafío comentó que no puede descuidarse el trabajo.
Voces en el plenario
Diversas reflexiones fueron compartidas en la primera jornada de plenaria. Carlos Alberto Martínez, coordinador de una zona en el municipio capitalino de La Habana del Este, señaló que los CDR han constituido uno de los mayores aportes de Fidel a la lucha revolucionaria, y ofreció detalles de la labor desplegada en su territorio, donde había jóvenes desvinculados del trabajo, muchachas proclives a la prostitución, numerosas ilegalidades e indisciplinas sociales.
En esa zona, donde apenas se hacía guardia cederista, comenzaron a revertirse las situaciones adversas mediante un intenso trabajo con las personas. Se redujo el número de desvinculados y se activó la vigilancia revolucionaria. «Si la base del problema es ideológica —apreció el delegado— la solución tiene que ser ideológica, no represiva, y así se hizo».
De la provincia de Sancti Spíritus, Osmany Lorenzo Rodríguez, coordinador de un municipio, rebatió el criterio de quienes plantean que no hace falta hacer guardia porque en sus barrios «no pasa nada». «Eso expresa falta de compromiso e incapacidad para llevar a la gente al combate. En el pueblo no falta espíritu de vigilancia. No olvidemos que es el mismo pueblo que ha acompañado a sus dirigentes desde el Moncada hasta acá».
Los jóvenes tomaron la palabra en más de una oportunidad. Una muchacha tierna habló de crear conciencia, de llegar al alma de las generaciones nuevas. Recordó más de una heroicidad acometida por la juventud; pidió no olvidar que Fidel era joven cuando emprendió la Revolución; y abogó por hacer, más que hablar, y por confiar en los nuevos, que no dejarán caer la Revolución.
Otra idea expresada por ella desató la ovación: En estos momentos el combate no consiste en tomar las armas, sino en dar buenas clases en un aula o en ser mejores médicos, mientras se da todo por el bienestar de nuestro pueblo.
El primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), Julio Martínez Ramírez, patentizó el compromiso de la organización de vanguardia de la juventud cubana con los CDR, y enumeró acciones desplegadas de conjunto en la comunidad.
Se han identificado, dijo, temas importantes relacionados con la atención a las nuevas generaciones. Recordó que hay niños que desde que nacen, necesitan una atención diferenciada. Sobre los desvinculados del trabajo y del estudio comentó que siempre será mejor adelantarse a esa realidad, prevenirla. Reconoció, además, que sin los CDR sería muy difícil lograr en los más jóvenes la formación integral de valores que la sociedad demanda.
Muchos debates de la juventud, afirmó Julito, tienen lugar en espacios informales, en el barrio, ámbito ideal para encauzar motivaciones y encontrar opciones con las cuales ocupar el tiempo libre. ¿Cómo lograr que los CDR sean atractivos y que nuestra juventud sienta que esa organización es imprescindible para la continuidad de la Revolución?, indagaba el Primer Secretario de la UJC, quien además hizo énfasis en las reservas que entraña el trabajo creativo y mancomunado de los Comités, de la UJC y de otras estructuras con las que cuenta el país.
Un cederista humilde recordó algunos pasajes de su vida antes de 1959. Seguidamente, Esteban Lazo Hernández meditó: «Nunca se puede olvidar la memoria histórica; qué recibimos del capitalismo; cuánto ha podido hacer el socialismo en nuestra Patria por los humildes, a pesar del bloqueo. Esa comparación es el corazón de la lucha ideológica. Es muy importante ese recuerdo. No puede haber trabajo ideológico si no se comparan los dos momentos de la historia».
Sumar
En la fortaleza que entrañan los Comités de Defensa de la Revolución está también el desafío. Se trata de una organización que abarca y funciona para todos; por tanto su esencia es sumar gente, aunar voluntades. No es algo que pueda lograrse por decreto, menos ahora cuando el panorama social de la Isla se ha complejizado.
«Esta es una organización de masas. La actividad nuestra es captar; y no lo vamos a resolver con un papel ni con una orientación», reflexionó José Ramón Machado Ventura en la Comisión sobre vigilancia y combatividad revolucionaria.
El Primer Vicepresidente cubano aludió a la necesidad de ser flexibles en el trabajo cederista y desplegar una labor más individualizada en cada CDR. Para buscar resultados, comentó, podrán hacerse múltiples gestiones, pero si no disminuyen las indisciplinas sociales y el delito, de poco habrán valido los empeños, y habrá que pensar entonces que, si antes se convocaba a una reunión para resolver un problema, ahora será preciso conversar persona a persona para superarlo.
«Debemos dar la batalla. No renunciar a ella, pues somos mayoría, y porque hay gente que no es que estén contra nosotros, pero sí están necesitados de que se les llegue, de que se les expliquen las razones por las cuales deben sumarse a la batalla», expresó Machado.
Muchas ideas fueron compartidas por los delegados que tomaron parte en la Comisión de vigilancia y combatividad revolucionaria. Entre otras reflexiones se dijo que velar por la tranquilidad revolucionaria es un deber de todos y una actitud en la cual nos estamos jugando la fortaleza de la Revolución.
Un coordinador municipal de Guantánamo afirmó que la vigilancia es el talón de Aquiles de los CDR, pero que no todos los cederistas hacen la guardia. Otro delegado de Manzanillo destacó que los Comités son una organización amiga, y que el barrio debe ganar la batalla por la disciplina.
La política de cuadros ocupó parte de los análisis. Al respecto José Ramón Machado Ventura pidió no encasillarla dentro de un esquema, y abogó por promover a los idóneos, sin descuidar un equilibrio entre el nivel de instrucción y las cualidades que debe poseer quien dirija.
El funcionamiento de los CDR, el trabajo político-ideológico, las tareas de apoyo a la economía y los servicios, el aporte al programa alimentario, y la labor con las nuevas generaciones, fueron temas que motivaron los análisis en otras comisiones. Al cierre de esta edición, continuaban los debates en sesión plenaria.
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