Las producciones del cultivo protegido aún no se corresponden, ni en volumen ni en rendimiento agrícola, con los recursos que el Estado dedica a ese programa el cual abarca hoy 172 hectáreas.
Esta es una inversión que bien atendida y con mayor disciplina organizativa y tecnológica puede sustituir importaciones y generar una valiosa fuente de ingresos en divisas para el país.
La Comisión Agroalimentaria, bajo la conducción de su presidente Leonardo Martínez, abordó el tema con franqueza y transparencia. Y propició, además, un valioso y crítico intercambio de experiencias e ideas acerca de cómo mejorar los modestos resultados que hoy muestran las 2 598 casas de cultivos existentes.
Ponentes del Ministerio de la Agricultura y la Unión Agropecuaria Militar e integrantes de la Comisión, conocedores del tema, subrayaron la necesidad de elevar la capacitación de los que atienden esa costosa tecnología.
Las Casas de Cultivo Protegido de la agricultura deben cerrar el año con una entrega de 8 950 toneladas de productos (tomate, ají pimiento, pepino y melón) con niveles superiores a pasadas etapas, pero todavía insuficientes.
Los incrementos anunciados para el 2009 constituyen un reto que reclamará la adopción de medidas que perfeccionen el sistema y eliminen o, al menos, disminuyan cuanto impida ganar en celeridad.
Provincias como Pinar del Río, Santiago de Cuba y Matanzas demuestran que es posible lograr altos rendimientos por hectárea.
Este programa, muy bien concebido en sus diferentes etapas, tiene entre otras, la misión de suplir las hortalizas que se importan todas con un elevado precio en el mercado internacional y exportar algunas cantidades.
Las divisas que se logren por esa vía, explicaron dirigentes de la Agricultura, ayudarán a enfrentar el proceso inversionista y a la adquisición de los costosos insumos. Esos ingresos son imprescindibles para consolidar y hacer viable económicamente estas producciones.
Otro de los destinos, el consumo social, será favorecido por las 385 hectáreas de cultivo semiprotegido de las cuales hay 60 sembradas y las restantes en preparación.
Un punto de interés en los debates fue la búsqueda de fórmulas que permitan minimizar y en lo posible evitar los daños materiales de los huracanes en las casas de cultivo. Esto permitirá que la interrupción del ciclo productivo sea menor y, por tanto, más leve el perjuicio económico y más dinámica la recuperación.
Esta es una tecnología que debe consolidarse en el 2009 con logros en el rendimiento, la calidad de lo que se produzca y ganar experiencia y sentar bases sólidas en la comercialización.
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