SANTA CRUZ DEL SUR, Camagüey.— «Desde esta cabina vi arrancar de raíz los árboles de tamarindo como si fueran cangres de yuca. El camión se tambaleaba y en menos de un segundo la lucecita de la torre de comunicaciones dejó de verse. Fue una sensación muy extraña, porque pensé que era el fin de todo lo que tuviera vida.
«Luego de aquello ni los radios de las cabinas transmitían una señal nítida; estas se interrumpían constantemente. Después vino la calma de cerca de 20 minutos que advertía que el ojo de Paloma estaba pasando justamente por encima de nuestras cabezas. En minutos comenzó de nuevo la furia, aún más fuerte que cuando entraba a tierra.
«Desde ese 8 de noviembre estoy aquí trabajando junto a mis compañeros de la brigada de camiones cargadores, primeramente en la evacuación de los pobladores de Haití y Cándido González, zonas que estuvieron casi tres días bajo agua; luego en la recogida de escombros, y ahora en esta explanada de las viviendas.
«Los camioneros que entramos al litoral minutos después de irse Paloma, y quienes además vivimos su embate en nuestras cabinas, estamos seguros de que las heridas de Paloma demorarán en sanarse», narró el chofer Miguel Hidalgo, quien junto a sus compañeros voltea arcilla y «rocoso» en la planicie donde se construyen viviendas temporales para los damnificados.
Mientras la caravana de gigantes automotores HOWO (en lengua china significa Gran Muralla) volteaba los materiales para el firme suelo que exige la obra constructora, un buldócer maniobrado por Félix Rojas ajustaba las enormes lomas en el terreno.
«Somos cuatro buldóceres trabajando durante todo el día. Se requiere precisión, porque no pueden dejarse desniveles en el suelo», dijo Rojas, uno de los 56 hombres de la Empresa Constructora de Obras de Ingeniería ECOING-15, que laboran perennemente en el establecimiento de la plataforma que soportará las más de 150 viviendas de solución temporal.
«Hemos desarrollado diferentes tareas y además de la nivelación de los terrenos para las viviendas de solución temporal también comenzamos el movimiento de tierra de las definitivas», informó Pablo Lemes Acosta, jefe del Contingente de la ECOING-15.
Entre trazos de calles y terminaciones de bloques localizados sobre la parte de la plataforma ya acabada, donde un poco más de 300 familias santacruceñas se albergarán, los HOWO continúan trasladando desde lugares distantes enormes volúmenes de arcilla y «rocoso», que hasta el momento de la visita de Juventud Rebelde sobrepasaban los 91 000 metros cúbicos.
Hombres multioficio
Huecos profundos, horcones de hasta tres metros de largo bien enterrados, techos de zinc que resplandecen con el sol, casas que adquieren forma con una elegante vestidura de madera y carpintería de aluminio, y cerca de cien hombres con sus instrumentos de mano conforman el escenario principal, que muestra a vecinos y visitantes cómo el caserío se levanta día tras día.
«No me explico qué tienen estos constructores en las manos. Parecen abejas trabajando en un panal. Por la mañana notas una casa medio hecha; en el almuerzo ya tiene buena parte del techo puesto y por la noche solo le falta uno que otro detalle. Y cuando miras a lo lejos, los horcones que se enterraron por la mañana aguantan una nueva estructura de madera, para techarla y forrarla al otro día», narró sorprendida una vecina.
En Santa Cruz del Sur, plomeros, techadores, albañiles, carpinteros y electricistas entrecruzan experiencias y profesiones para convertirse en «hombres multioficio».
«Si hay que abrir un hueco, poner clavos, ventanas, puertas y techos, todos lo hacemos. Así agilizamos la obra, sin dejar de hacer cada quien lo que le corresponde por oficio. La tarea es una sola, aunque la ejecutamos por etapas», comentó Oscar Lescay Rojas, uno de los 40 hombres que integran el contingente de la Agricultura Álvaro Barba Machado.
«Aquí hay trabajadores de las diferentes unidades de la Forestal de toda la provincia. Tenemos la responsabilidad de cortar y procesar la madera, así como armar las estructuras de las viviendas, entre otras actividades que desplegamos junto a los compañeros de Vivienda», explicó Roberto David Martínez, jefe de este contingente.
Madera, ladrillo y arena
En esta explanada de madera, ladrillo y arena, toman forma los domicilios originales, sencillos y hasta medio campestres.«Estamos albergados hace casi un mes; lo mismo techamos, forramos los laterales de las viviendas, cimentamos, rellenamos el suelo para echar los pisos y las zapatas, que colocamos horcones y vigas», dijo Feliciano Hernández, director provincial de la entidad de Microbrigada Social y Servicio a la Vivienda.
Doce horas diarias de laboreo constructivo logran lo que ya aparece como el nuevo reparto en la zona de desarrollo de Santa Cruz del Sur, muy cercano al Barrio Pecuario.
«La fórmula para hacer las cosas bien y en tiempo récord no ha sido otra que trabajar unidos. Aquí el albañil carga piedra, el carpintero abre un hueco, y el soldador carga tejas. Eso sí, cuando se requiere de la exactitud para lograr calidad en lo que hacemos, cada quien a su oficio. Esto último es inviolable», precisó Luis Arcenio Beseiro, uno de los integrantes de la brigada de la Vivienda.
Hasta la llegada de este diario al sureño municipio, se había terminado completamente la primera manzana con 32 viviendas, albergando ya a buena parte de los constructores, que parece que no se mueven de sus transitorias moradas ni para salir de noche.
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