martes, 13 de julio de 2010

Sencillamente, Fidel es mucho Fidel

Por: Noel Manzanares Blanco / Televisión Camagüey

Es pública mi devoción por el compañero Fidel. De aquí que hoy apenas reitero mi alegría por saber qué bien está el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, el Líder del Movimiento Revolucionario Internacional, quien desde su trinchera de Periodista continúa con crece develando al imperialismo en su justa medida. Ahora recuerdo que en sus Reflexiones tituladas “La política cínica del imperialismo”, escrita el 25 de mayo de 2008 y divulgadas por no sé qué número de medios de prensa en Cuba y otras latitudes, expresó que no sería honesto de su parte guardar silencio después del discurso de Obama la tarde del anterior 23 de mayo ante la Fundación Cubano-Americana, creada por Ronald Reagan; que no guardaba rencor hacia el entonces candidato a principal inquilino de la Casa Blanca, porque no ha sido responsable de los crímenes cometidos contra Cuba y la humanidad; y que por ello no temía criticarlo y expresar con franqueza sus puntos de vista sobre las palabras del actual Presidente de Estados Unidos.

No obstante, con mayor claridad conservo las delicadas preguntas que sin pretender recibir respuesta formuló el compañero Fidel el las mencionadas Reflexiones, a saber:

1º ¿Es correcto que el Presidente de Estados Unidos ordene el asesinato de cualquier persona en el mundo, sea cual fuere el pretexto?

2º ¿Es ético que el Presidente de Estados Unidos ordene torturar a otros seres humanos?

3º ¿Es el terrorismo de estado un instrumento que debe utilizar un país tan poderoso como Estados Unidos para que exista la paz en el planeta?

4º ¿Es buena y honorable una Ley de Ajuste que se aplica como castigo a un solo país, Cuba, para desestabilizarlo, aunque cueste la vida a niños y madres inocentes? Si es buena, ¿por qué no se aplica el derecho automático de residencia a los haitianos, dominicanos y demás países del Caribe, y se hace lo mismo con los mexicanos, centroamericanos y suramericanos, que mueren como moscas en el muro de la frontera mexicana o en aguas del Atlántico y el Pacífico?

5º ¿Puede Estados Unidos prescindir de los inmigrantes, que cultivan vegetales, frutas, almendras y otras exquisiteces para los norteamericanos? ¿Quién barrería sus calles, prestaría servicios domésticos y realizarían los peores y menos remunerados trabajos?

6º ¿Son justas las redadas de indocumentados que afectan incluso a niños nacidos en Estados Unidos?

7º ¿Es moral y justificable el robo de cerebros y la continua extracción de las mejores inteligencias científicas e intelectuales de los países pobres?

8º Usted afirma, como recordé al inicio de esta reflexión, que su país advirtió hace tiempo a las potencias europeas que no admitiría intervenciones en el hemisferio, y a la vez reitera la demanda de ese derecho, reclamando al mismo tiempo el de intervenir en cualquier parte del mundo con el apoyo de cientos de bases militares, fuerzas navales, aéreas y espaciales distribuidas en el planeta. Le pregunto, ¿es esa la forma en que Estados Unidos expresa su respeto por la libertad, la democracia y los derechos humanos?

9º ¿Es justo atacar sorpresiva y preventivamente sesenta o más oscuros rincones del mundo, como los llama Bush, sea cual fuere el pretexto?

10º ¿Es honorable y cuerdo invertir millones de millones de dólares en el complejo militar industrial para producir armas que pueden liquidar varias veces la vida en la Tierra?

Debo precisar que escapó a la casualidad que hoy trajera esta decena de interrogantes. Lo hago porque considero que ello constituye un referente significativo para comprender mejor sus últimas Reflexiones acerca de la real y muy peligrosa amenaza que tienen sobre sí Irán, Corea del Norte y la humanidad toda a causa de la enfermiza ambición-agresividad del Águila Imperial.

Estoy absolutamente convencido de que la comparecencia del Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba ayer en el programa radial y televisivo “Mesa Redonda” deviene un insustituible complemento de luz para saber los riesgos de una tragedia de dimensiones incalculables y, por ende, una clarinada-llamada al combate por todos los medios humanamente posible que permitan la armonía naturaleza-sociedad-persona.

He aquí el porqué digo “Sencillamente, Fidel es mucho Fidel”.

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