martes, 26 de enero de 2010

Obama, continuador de la Doctrina Monroe

Por: Noel Manzanares Blanco

Al cabo del primer año de la Administración de Barack Obama, suscribo íntegramente lo que redacté en “B. H. Obama: ruptura y continuidad” (www.kaosenlared.net, 17/11/08) y en “Barack Obama se desdobla con Honduras y Colombia” (www.kaosenlared.net, 8/11/09), y complemento las ideas expresadas en esos trabajos, a partir del infierno que vive el hermano país de Haití, la impronta de Estados Unidos (EE. UU.) en la desgracia multiplicada por el infinito que se acaba de apoderar de esa nación antillana y las últimas maniobras contra Cuba.

Como a millones y millones de personas en el mundo, me resultó desagradable la manera en que los gringos desembarcaron en el territorio haitiano, cual muestra de su acostumbrada prepotencia. A la vez, muy extraño aprecié el modo en que sus miles de marines han ocupado al sufrido país —al margen de que reportes de prensa especulan sobre la posibilidad de que ellos hayan incidido en esta problemática.

(Por ejemplo, un cable de EFE del pasado día 17 divulgaba que un Informe de la Flota Rusa del Norte indicaba que el sismo que había devastado a Haití fue el "claro resultado" de una prueba de la Marina Estadounidense por medio de una de sus "armas de terremotos").

Lo cierto es que la presencia de los militares enviados por la Casa Blanca a ese país caribeño, ha enrarecido el ambiente para concretar la asistencia de otras naciones, al extremo de que varios Gobiernos se han quejado porque sus medios aéreos no han podido aterrizar y, por ende, materializar la cooperación solidaria —si bien no han obstaculizado la importante ayuda humanitaria de Cuba.

En este orden de ideas, si es reconocido el papel que debe desempeñar la Organización de las Naciones Unidas en casos como el de marras —ahí están los Cascos Azules—, es obvio que los efectivos del Pentágono no coadyuvan a facilitar las gestiones que más requieren las masas haitianas, tanto menos al calor de otras formaciones militares de diversos países.

Personalmente, pienso que las autoridades norteamericanas debían jerarquizar una asistencia material fundamentalmente de carácter humanitario y así saldar en alguna medida la deuda de gratitud que tiene con Haití —contrario a lo que históricamente ha protagonizado EE. UU.

¡Que ni por un segundo se olvide que se cuentan por cientos los haitianos que contribuyeron a la independencia de las Trece Colonias, además del decisivo tributo en dinero (casi dos millones de pesos de la época) donado por la población habanera (sobre todo, damas de la urbe) con el que George Washington alistó su logística para salir airosos en Yorktown, antesala de la victoria final!
Entretanto, careció de casualidad que redactara “Ayer y hoy vs. alevosía Imperial” (www.adelante.cu, 20/1/10) en el que aludí al discurso de Fidel Castro pronunciado el 15 de enero de 1960, en el que el Comandante en Jefe denunció las imputaciones a la Revolución Cubana desde la propia clarinada del Gran Enero del año anterior para confundir a la opinión pública en aras de justificar el crimen —no ya de un individuo—, el asesinato —no ya de un grupo de jóvenes—, sino incluso, el asesinato de un pueblo entero.

También, en ese título signifiqué cómo por estos días la prensa internacional difundió la falacia de la inclusión de Cuba en una lista Made in USA sobre países patrocinadores de terrorismo, una maniobra más para justificar cuantas fechorías procedan del “Norte revuelto y brutal” contra la Mayor de las Antillas, específicamente las emanadas de la terrorista-mafia-gusano-yanqui asentada en la Florida.

Sin lugar a dudas, pues, abundan elementos que inducen a pensar que la Administración de Barack Obama revela continuidad en las acciones contra Nuestra América —cual revitalización de la Doctrina Monroe: América para los yanquis.

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