martes, 8 de diciembre de 2009

Amor y furia

Tina Modotti

MICHEL HERNÁNDEZ
michelher@granma.cip.cu

Foto: Juvenal BalánPor estos días Alfredo Guevara seguramente es uno de los hombres más felices sobre la tierra.

Poco después de dejar inaugurado el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, evento que fundó hace ya 31 años, llegó al Pabellón Cuba para traer a la realidad otro sueño al que se entregó en cuerpo y alma durante varios años: poner en manos de las nuevas generaciones la posibilidad de redescubrir los mundos interiores, la independencia de espíritu y el ímpetu revolucionario —en toda la dimensión de la palabra— de dos jóvenes cuyos hilos de unión en la vida fueron la pasión de los verdaderos amantes y el empeño en transformar su época, Julio Antonio Mella y Tina Modotti.

Lo hizo a través de una exposición que quedó instalada bajo el nombre de Tina Modotti en la flamante galería del Pabellón Cuba, la sede nacional de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). El presidente del Festival, al abrir la muestra, calificó sus vínculos como una aventura maravillosa de sentimientos y acciones.

De Mella expresó que fue un joven pleno de convicciones firmes, de amor, de inteligencia, y aprovechó para exhortar a las nuevas generaciones a que investiguen con rigor la obra y el pensamiento de quien fuera fundador del Partido Comunista de Cuba y de la Federación Estudiantil Universitaria.

Guevara trazó igualmente un breve recorrido por la biografía de Tina Modotti (Italia-1896, México-1942), situándola en todo su esplendor como la mujer de avanzada que fue. Sus palabras dibujaron el perfil de la hermosa mujer que se entregó a sus pasiones como si fuera una fuerza de la naturaleza, de la artista que accedió al olimpo de la fotografía con una obra que puso en blanco y negro los conflictos y esperanzas de las personas de las capas sociales más humildes, y de la militante antifascista que estuvo en la línea de fuego de la Guerra Civil Española y abrazó las causas más nobles de su tiempo.

Compuesta por más de 80 fotos, la "expo", en cuya organización colaboraron la AHS y la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, refleja las inquietudes que motivaron a la fotógrafa italiana a retratar las ciudades "invisibles" de la pobreza del México profundo, las tradiciones populares, el fuego de la existencia cotidiana de los trabajadores que se ponían en pie para que su realidad no siguiera cubierta por un manto de silencio.

En ellas, Tina, una de las principales artistas del lente de la pasada centuria, no expone simplemente el dolor tan grande como el mundo que pesa sobre los hombros de las personas a las que se les niega el día, sino que lanza su mirada por los elementos que enaltecen y dignifican a la clase trabajadora. Una intención compositiva plasmada con vuelo, profundidad y una refinada sensibilidad artística que sigue humanizando el arte fotográfico. Tales son los casos de piezas como Mujer con bandera, Mitin o Fiesta popular, instantáneas que han adquirido con el paso del tiempo el valor de símbolo.

La exposición también cuenta historias del quehacer de Tina como actriz del cine mudo y modelo de grandes artistas del lente de la época, entre ellos el estadounidense Edward Weston, quien la inició en el mundo de la fotografía.

La intensidad de su relación con Julio Antonio Mella es otro de los aspectos cardinales de la muestra. Como si se empeñara en concentrar toda la historia de su vida en cada imagen, Tina pone de manifiesto reveladoras características de la personalidad del líder revolucionario cubano. De ese modo aparece el joven que defendió sus ideales con la totalidad de su ser, la sólida coherencia de su accionar, y por supuesto, la íntima geografía espiritual que ambos compartían desde que se conocieron a finales de la década del 20 del pasado siglo, cuando afrontaban con amor y furia los combates por la vida en este mundo.

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