viernes, 11 de septiembre de 2009

Sostendrán desde Guane redes eléctricas y telefónicas del país

En fase de puesta en marcha una moderna planta para la producción de postes

Ronald Suárez Rivas

PINAR DEL RÍO.— Aunque todavía no se ha cortado la cinta que la declare inaugurada, una moderna planta para la fabricación de postes eléctricos y telefónicos entrega ya sus primeras producciones a la economía del país.

Fotos del autorCon cada uno de estos postes de grandes dimensiones el país ahorra alrededor de 100 dólares.

Más de 1 950 piezas han salido de aquí en las últimas semanas, y se espera completar las 10 000 para finales de año. Ese sería el primer paso para estabilizar una producción de 30 000 postes anuales a partir del 2010.

Levantada sobre lo que fuera la planta de creosoto del municipio de Guane, una de las primeras industrias creadas por la Revolución en Vueltabajo (1961), la nueva instalación transitó por un amplio proceso constructivo a un costo de 2,5 millones de CUC y 2,2 millones de pesos.

Sin embargo, la calidad de los postes y los precios ampliamente rentables justifican la inversión.

"Según sus dimensiones, el valor de un poste oscila entre 150 y 1 100 dólares en el mercado internacional. En nuestra unidad esas cifras son muy inferiores", asegura Francisco Díaz, jefe de la planta.

La máquina descortezadora acelera el proceso y mejora el acabado de los postes.

Pero no es esta la única ventaja. Además de no depender de los altibajos del mercado internacional, la posibilidad de producir en el país permite que los capitales circulen internamente y da garantía de empleo a decenas de personas que intervienen en el proceso, desde que se corta la madera en el bosque hasta la transportación del producto terminado por ferrocarril hacia cualquier provincia.

LOS ORÍGENES

Después de ser modelados en una torneadora e impregnados de sales hidrosolubles, los postes adquieren un excelente acabado y una durabilidad que se espera rebase los 30 años.

"Esta es la tecnología que impera actualmente en el mundo. Tiene la cualidad de ser muy efectiva y no agredir el medio ambiente", comenta Francisco.

El costo de cada uno de estos postes de 10,7 metros en el mercado externo es de 150 dólares, pero en esta industria no llega a los 100.

Anteriormente la industria pinareña usó creosoto para la impregnación, y a partir de 1987 empleó el alquitrán. Hoy ambas sustancias están en desuso en Cuba y en buena parte del orbe, por ser altamente nocivas a la salud humana y a la naturaleza. "Los postes quedaban con residuos. A los linieros les era incómodo trabajar sobre ellos. El rostro se les afectaba por el contacto con el producto. La ropa y los guantes no duraban", recuerda el directivo.

Era un proceso rústico. Durante muchos años, ante la falta de equipos para quitarles la corteza a los pinos, se empleó un utensilio al que jocosamente le dieron el nombre de moncinete, en honor a Benigno Monzón, el trabajador de la planta que lo ideó.

Luego los troncos eran llevados a una vieja autoclave. Solamente en cerrar la puerta se perdían 50 minutos, pues había que apretar manualmente 62 tornillos de 46 milímetros, y para abrirla se debía repetir la misma operación.

Con tales contratiempos, la producción oscilaba entre 10 y 15 000 postes anuales cuya vida útil muchas veces no pasaba de una década. Rebasar esa cifra resultaba una proeza.

TIEMPOS MODERNOS

Pero para la planta pinareña eso es historia pasada. Ahora, modernos equipos se encargan del izaje y acarreo de la madera en el bosque. Después se elimina la corteza de los troncos en una máquina torneadora operada por un obrero que permanece cómodamente sentado.

A continuación, en grupos de 70 y hasta 90, según las dimensiones, los troncos son introducidos en una nueva autoclave donde una computadora controla el proceso de impregnación. Abrir y cerrar la puerta demora segundos.

El resultado final es un producto fácil de manipular y mucho más duradero.

Por último, a través de un acceso ferroviario que enlaza la planta con el ferrocarril central —también comprendido en la inversión— las producciones son enviadas hacia donde se necesite.

Tales posibilidades hacen que a partir del año próximo esta unidad tenga la responsabilidad de fabricar más del 36% de los postes que se demandan nacionalmente.

"Se pueden obtener de todas las dimensiones, desde 7,5 metros, destinado a la telefonía, hasta los de 21 metros, para las líneas de alta tensión —asegura Francisco—. No obstante, el grueso de la producción se concentrará en los de 10,7 metros, pues son los que predominan en nuestras ciudades dando soporte a los tendidos eléctricos".

En fase avanzada de puesta en marcha, con muy pocos detalles por concretar, la inauguración oficial de la planta de impregnación parece cuestión de días. Luego de ello, respaldada por los vastos recursos forestales de la zona, la producción tendría garantía de materia prima para más de dos décadas.

"Anualmente sería preciso cortar 30 000 pinos cuya edad oscila entre los 25 y los 30 años. No obstante, la política de plantar 1,6 hectáreas de árboles por cada una que se tale asegura la sostenibilidad del proyecto", explica Ángel Ramos, director de la empresa Macurije, con un patrimonio de 88 000 hectáreas de bosque, en cuyo centro se encuentra enclavada la planta.

De modo que en lugar de provocar estragos, la industria pinareña podría constituir además un referente de cómo el hombre y la naturaleza pueden convivir en armonía.

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