viernes, 7 de agosto de 2009

Guáimaro se levanta

A diez meses del paso destructor del Ike…

Miguel Febles Hernández

Es el mediodía del 10 de septiembre del 2008...

Un equipo de fotorreporteros y camarógrafos sobrevuela las zonas devastadas por el huracán Ike en Camagüey, con el propósito de obtener imágenes abarcadoras del desastre.

Foto del autorLos niños de la Comunidad La Legua ya cuentan con su escuela nueva para el próximo curso escolar.

El itinerario del MI-17 sigue la ruta Minas-Nuevitas-Santa Lucía, al norte, y luego pone rumbo hacia la parte más oriental de la provincia, hacia Guáimaro, de donde las noticias de las afectaciones resultan en extremo alarmantes.

Ya sobre el segundo municipio de mayor extensión del país —solo superado por el de la Ciénaga de Zapata— los hechos se confirman: plantaciones destruidas, viviendas derribadas, potreros convertidos en enorme lodazal, almacenes y vaquerías sin la sombra de una teja...

Abajo, un pueblo golpeado duramente por la Naturaleza comenzaba a resarcir los daños, mientras esperaba, confiado, la pronta ayuda que no demora en aparecer.

Es el verano del 2009, a diez meses del paso del Ike por las llanuras camagüeyanas...

Otro grupo de reporteros, esta vez por carretera, recorre el municipio de Guáimaro para constatar, in situ, lo que reflejan los informes: aunque no todo está restablecido totalmente, como es el caso de las viviendas, resulta ostensible el cambio que se observa en la infraestructura socioeconómica del territorio.

Luis Beltrán Pérez, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular, tiene a mano dos cifras que hablan por sí solas de la magnitud del golpe:

"Aquí tuvimos más de 10 000 afectaciones de diferente nivel en las casas de los guaimareños y en la agricultura fueron devastadas 78 caballerías de viandas ya en producción, la mayor parte de ellas dedicadas al plátano."

Hoy el panorama es otro: a estas alturas se ha recuperado el 41% de las viviendas dañadas y en el campo se cosecha boniato, calabaza y maíz, mientras se avanza en el programa de siembra de plátano y yuca, dos viandas imprescindibles para la revitalización del sector agrícola.

VIDA NUEVA EN VILLA FELIZ

Destruido hasta los cimientos por las ráfagas del ciclón, el Hogar de Ancianos de Cascorro, uno de los consejos populares de Guáimaro, muestra hoy su fisonomía reluciente en armoniosa combinación con el cálido semblante de los 38 abuelos y abuelas que allí son atendidos.

Enfermería, comedor, lavandería, sala de estar y un pequeño huerto conforman el acogedor lugar que los viejitos han bautizado con el nombre de Villa Feliz, en alusión al bienestar que sienten.

Los vecinos de la localidad no dudaron en apoyar las acciones reconstructivas del Hogar de Ancianos, convencidos de su importancia, sin saber exactamente que en esa zona viven más de 2 000 personas mayores de 60 años, entre ellas algunas que ya pasan los límites de la centuria.

LA "TAÍNO" LISTA PARA EL PICO LECHERO

Unos kilómetros más adelante, rumbo a Guáimaro, está el poblado de Martí, conocido entre otros atributos por la laboriosidad de su gente y por la calidad de los quesos salidos de la Fábrica Taíno, hoy nombrada Geonel Rodríguez Cordoví.

Allí también dejó su huella "Ike, el destructor", lo que obligó a parar temporalmente la planta de 66 años, y a someterla a una reparación capital que permitirá procesar diariamente más de 150 000 litros, una noticia halagüeña toda vez que es agosto el mes pico de la campaña lechera.

UNA ESCUELA RESURGE DE LAS RUINAS

Pocos, por no decir que nadie en la Comunidad La Legua, dejaron de participar en la reconstrucción de la Escuela Primaria Félix Varela Morales, encabezados por Ramón Suárez, uno de los campesinos que hace 46 años la levantó entre las cenizas, tras ser incendiada por bandidos contrarrevolucionarios.

En este, su segundo renacer, y mientras se ejecutaba la obra, la casa de la familia Suárez Rivero sirvió durante ocho meses de aula para los seis niños que con resultados excelentes culminaron el pasado curso escolar.

La escuelita multigrado dispone ya de paneles solares, televisor y computadora.

ETERNAMENTE INCONFORMES

La lista de obras restauradas en estos diez meses resulta interminable: viviendas, consultorios médicos, escuelas, panaderías, organopónicos, fábricas, almacenes, vaquerías...

Sin embargo, para los guaimareños y sus autoridades está claro que quedan aún muchas cosas por hacer conscientes del potencial productivo de la zona y del sustancial aporte que pueden hacer.

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