por: Ernesto Pantaleón Medina / Televisión Camagüey
¿Te acuerdas viejo? Tus brazos eran la meta en cada una de mis carreras… tu mano guiaba mis pasos iniciales por la vida… contigo lancé los primeros “strikes”, aprendí los juegos antiguos del abuelo y de tus labios escuché las canciones de cuna de la abuela, o aquella poesía de la patria y la bandera.
En la escuela venciste mil barreras y me impulsaste ante cada obstáculo de las enrevesadas matemáticas.
¿Te acuerdas viejo, cuando juntos hicimos el casi incomprensible poema a la primera novia?
En cada vuelta de la esquina, en los mil y uno rincones de mi ya larga vida estuviste tú, seguro, ecuánime, con el oportuno consejo, el estímulo imprescindible, el alerta o la reprobación que educa.
A tu lado no fue difícil el curso de la vida, el tránsito de niño a joven, o de esta complicada etapa a la definitiva e irreversible de adulto, esposo y padre.
Aún me río cuando pienso en tu consejo ante la primera misión internacionalista: “pórtate bien”, como a un muchacho.
Por eso, viejo, recordemos juntos, precisamente hoy, nuestros incontables momentos, los buenos y los malos, excepto aquel en que un día, por discutibles leyes de la vida, hicimos juntos el que para ti sería último viaje…ese no lo recordaremos, porque alegría queda para todos, infinita y clara, como tú me decías cuando hablabas de optimismo y esperanza.
Pero ¿sabes viejo? antes de continuar con los recuerdos permíteme una cosa: darte las gracias que nunca te di, en nombre mío y de mis hijas, por todo, así sencillamente: gracias papá.
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